La Unicef en Cuba, al igual que la FAO y la práctica totalidad del sistema de Naciones Unidas, se presta al juego del régimen de recrear una realidad distante a la que viven los cubanos comunes y está promoviendo una campaña de nutrición óptima, aun cuando la escasez de alimentos impera en la isla.
De ello dio cuenta un reporte del Sistema Informativo de la Televisión Cubana, que con el desparpajo habitual de la prensa oficialista elogió los objetivos y supuesta utilidad de un proyecto mancomunado entre la Unicef y entidades del régimen para fortalecer la cultura nutricional y los buenos hábitos alimenticios de los cubanos, específicamente embarazadas, niños y adolescentes.
Junto a la delegación del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Cuba, en el proyecto participan el Centro de Nutrición e Higiene de los Alimentos y el Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología, quienes buscan concientizar sobre la importancia de la correcta alimentación y nutrición materna, así como de la prevención del sobrepeso desde edades tempranas.
Según declaró Blanca Terru Berro, especialista de uno de los organismos cubanos vinculados al proyecto, buscan enfatizar en la alimentación desde el embarazo y la lactancia con consejos prácticos, y en la alimentación de niños y adolescentes.
“Tenemos la experiencia de un proyecto que se desarrolla desde el año pasado en el municipio Cruces, Cienfuegos, y que está dirigido al fomento de la alimentación saludable y la educación nutricional de los escolares”, comentó.
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La sede de la Unicef desarrolla este proyecto en 19 escuelas primarias de Cuba. De acuerdo con el reporte oficialista, sus acciones de promoción fortalecen la relación escuela-familia y ayudan a aclarar mitos sobre nutrición como eso de que “las embarazadas deben comer por dos”.
Evitar altos consumos de azúcares y sales en los niños, así como potenciar los beneficios del ejercicio físico son otros de los objetivos de ese trabajo mancomunado, que en medio de la pandemia ha apostado por el diseño y distribución de diversos materiales sobre alimentación saludable y actividad física, agregó el reporte.
Sin embargo, ni éste ni ninguna de las partes involucradas quisieron mencionar el reto que supone, cuando menos, hablar de nutrición y alimentación saludable y balanceada en un país donde ingerir proteína de calidad es un sueño para muchos.
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Cuba sufre de escasez de alimentos desde hace años, más aún ahora por el impacto de la pandemia, y el precio de muchos de ellos dificulta, e imposibilita para muchos, que gran parte de los cubanos puedan realizar sus ingestas diarias de alimentos atiendo a los cánones de una nutrición sana.
De manera similar al desliz, ¿burla?, de Unicef, por estos días ha resultado llamativo cómo la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se ha deshecho en elogios al régimen cubano por supuestamente ser un ejemplo de soberanía alimentaria que cada vez “se perfecciona más” en materia de “abastecimientos y alimentación incluyente”.
Sin embargo, no es la primera vez que la ONU y sus organizaciones tienen posturas y declaraciones incoherentes con la realidad de la isla, incluso en renglones donde el sistema cubano ha fracasado escandalosamente, como la producción de alimentos; un fracaso que ha obligado incluso a que los mandamases del régimen reconozcan públicamente y sin sonrojo que el país atraviesa por una crisis alimentaria.