San Isidro le dice lo que siente a Díaz-Canel

¿Y qué siente San Isidro? Como casi toda Cuba —excepto la minoría a la cabeza del país— gran frustración y rabia por la pobreza, la represión y un futuro que parece tan triste como el presente.
 

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Vecinos de San Isidro salieron la víspera a corear lemas contra el presidente designado de Cuba, Miguel Díaz-Canel, en apoyo a un grupo de artistas a los que la policía del régimen intentó avasallar en vano.

Esta vez sí: fue todo espontáneo. Y permeado por la idiosincrasia y la estética de los barrios marginales de Cuba, donde los pobladores no andan con medias tintas cuando se trata de exteriorizar sus emociones y sufrimientos.

Allí, en los márgenes, es donde se ve realmente el rostro de la pobreza y la represión en Cuba; donde la gente, tal vez sin saberlo es libre, y por ejercer la libertad se quita de arriba hasta eso que en territorio más “civilizado” llaman “buenos modales”.

Los habitantes de San Isidro, un arrabal del municipio capitalino Habana Vieja, salieron en defensa de Maykel “Osorbo” Castillo, El Funky y Luis Manuel Otero Alcántara, cuando la dictadura intentó llevarse al primero.

Un suceso inaudito, pues en la isla es raro ver al pueblo enfrentándose a los agentes del orden para proteger a un opositor, y que por esto mismo despertó una ola de solidaridad sincera entre muchos cubanos, sobre todo en el exterior.

La canción “Patria y Vida” sonó varias veces a todo volumen con los cubanos coreando enfrente de los policías que se quedaron inmóviles al ver el apoyo del pueblo a los jóvenes artistas.

Los vecinos cantaron y bailaron con los mensajes del popular tema que se opone a la frase castrista de “Patria o Muerte”.

Los vecinos también gritaban: “no hay miedo” y “ya se acabó”, en referencia al sistema que los mantiene en la pobreza y por el que, a decir verdad, no tienen que sentir ningún afecto. Los agentes miraban impotentes aquel espectáculo, sin poder detenerlo, y acaso temiendo que los dominara.

En el video que compartió ayer ADN Cuba, se puede ver a Osorbo batiendo las esposas que, supuestamente, lo iban a encadenar, pero de las que terminó liberándose gracias a la resistencia popular.

“Cuando yo diga Díaz-Canel ustedes dicen…”, a lo que los cubanos coreaban: “¡Sing…!”. Así se escuchaba decir en San Isidro el domingo 4 de abril.

Esa palabra tiene revuelta a una parte de la opinión pública nacional justo porque no se cuenta entre los buenos modales, pero a otro sector del público le parece excelente, sobre todo porque resumen lo que ellos mismos piensan.

Todo esto fue el resultado de una acción que ocurrió el sábado ante la a la estación policial de La Habana Vieja, a donde llevaron arrestado a Luis Manuel Otero. Otros miembros de San Isidro y artistas solidarios con ellos fueron hasta allí para pedir explicaciones.

Sin embargo, lo que sucedería un día después nadie podía preverlo. Para muchos cubanos, San Isidro se ha vuelto un símbolo con el cual poder identificarse realmente: un pequeña y tal vez inofensiva revuelta popular, pero que resume el sentir de “la gente de a pie”, que son la mayoría de los isleños.

 

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