La reapertura del turismo en Cuba probablemente sucederá en pocas semanas, pero no se podrá decir que llega “sobre ruedas”, sobre todo porque comenzará con una prohibición de rentar automóviles.
Los apresurados trabajos de reparación en polos turísticos como Varadero, el pedraplén sobre el mar que conduce a los cayos del norte de Villa Clara y las indicaciones para reservar tres hoteles en Camagüey para viajeros extranjeros, pronostican que el régimen reabrirá en algún momento del inicio del verano. Aunque primero lo hará con el mercado doméstico, desde ya apunta al internacional.
Según la vicepresidenta comercial del grupo hotelero Cubanacán, Niurka Pérez Denis, para la reapertura turística “la renta de autos en sus inicios no estará autorizada”.
La empresaria estatal lo afirmó en una nota reproducida por medios oficialistas, en la que informaron sobre “nuevos modos de hacer y actuar en aras de reposicionar el destino en el mercado internacional”.
Pérez Denis cree que, por esta condición, a los hoteles y agencias de viaje del régimen les costará “más trabajo acceder al mercado alemán dado su marcado interés en las operaciones de circuito”.
Seguramente, la prohibición también afectará a cubanos residentes en otros países, quienes en gran medida alquilan vehículos durante sus visitas a familiares en la isla.
José Garrido Silverio, vicepresidente de operaciones de Cubanacán, explicó otras disposiciones para la reanudación del turismo, destacando el cambio de rutinas de trabajo en todas las áreas de los hoteles: “se debe profundizar en la higienización de las habitaciones, el distanciamiento social, tanto en todas las áreas de la instalación. En el caso de la gastronomía no estamos considerando en una primera etapa el servicio directo a barra, el bufet deberá ser asistido, mientras el proceso de check-in o entrada en grupo se habilitarán áreas alejadas del mostrador de la recepción para evitar las aglomeraciones”.
Una vez establecido por la cúpula del poder político en Cuba, el reinicio de la actividad turística se hará de forma escalonada. En una primera etapa las ofertas estarán dirigidas al mercado nacional, y con la apertura de fronteras los clientes internacionales podrán acceder a determinados destinos “cuyas condiciones no afecten la salud y el bienestar de nuestros pobladores”, informó la prensa estatal.
La Habana no está incluida entre los territorios que darán inicio a la reapertura de la actividad turística en el país. Según refiere Niurka Pérez, está prevista primero la reactivación de los cayos “por las condiciones que ofrece a los clientes en términos de movilidad” local.
Aunque las autoridades cubanas le ponen todo al turismo para contener la debacle económica, lo cierto es que varios expertos han alertado que es una apuesta fallida. Incluso antes de la crisis internacional que está generando la pandemia del coronavirus, en el 2019, viajaron a la isla solo cuatro millones 275 mil 561 turistas extranjeros, lo que representó un decrecimiento del 9,3% comparado con el año precedente, según la oficialista Prensa Latina.
El prestigioso economista Pedro Monreal desaconseja estos movimientos de reapertura que emprende el régimen. Advirtió en Twitter el despropósito de invertir en el turismo cubano cuando otras áreas como la alimentación o la higiene familiar están prácticamente desatendidas por el estado.
Las valoraciones de Monreal a través de la red social surgieron a raíz de una información del diario oficialista Trabajadores sobre la ejecución del proceso inversionista en Varadero por parte de Hicacos, la Empresa Construcción y Montaje de Obras del Turismo. Cuba continúa destinando presupuesto, en tiempos de coronavirus, al sector del ocio que ahora mismo no es prioritario y está a la baja en el mundo entero.
Monreal afirmó en sus tweets que: “La burbuja inmobiliaria turística pinchó hace rato en Cuba y no se justifica invertir copiosamente cuando ya existe exceso de capacidad de alojamiento y cuando las perspectivas del turismo no son redituables”.