La COVID-19 continúa golpeando a Jaimanitas, comunidad costera del noroeste de La Habana. Los casos detectados allí obligaron a la policía y autoridades sanitarias cerrar con cintas amarillas otra manzana de viviendas, además de la confinada desde hace una semana.
Se trata de las calles 5ta A, desde 234 hasta 240, perteneciente a la circunscripción 62 del Consejo Popular Jaimanitas-Siboney-Atabey-Barbosa. Los vecinos del área aseguran que la nueva portadora del virus es una doctora que labora en el hospital Hermanos Ameijeiras, en Centro Habana.
“Nadie sabe su nombre. Es una doctora que venía solo a dormir al apartamento. Se llevaron también a su esposo y a los suegros, que tampoco tienen mucha relación con los vecinos de la cuadra”, dice Luis Brito, un cuentapropista dueño de una ponchera situada en “el callejón” de Jaimanitas.
Magdalena Rivas, dependiente de la bodega de 240, manifestó a ADN Cuba su inquietud por el peligro de que representa el avance del coronavirus en el pueblo.
“¿Quién puede estar seguro? En ningún lado, ni tomando todas las medidas de prevención, porque no se sabe quién pueda tenerlo. Yo vivo erizada, pues tengo a mi madre muy anciana y si llega a contagiarse temo que no lo rebase”.
Otro vecino preocupado por el virus es Luis Cartelle. A su hija Nataly la atrapó el confinamiento en casa de su abuelo lejos de allí, y no pudo regresar a casa.
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“Cuando colocaron la cinta amarilla ella estaba de visita y no pudo salir. Tiene que esperar que acabe la cuarentena para regresar a casa, un gran riesgo, porque primeramente informaron a los confinados que les realizarían el PCR a todos los vecinos de la cuadra, y luego dijeron que las pruebas eran solo para las dos casas colindantes [a la de la contagiada]. Nadie sabrá a ciencia cierta si no está contagiado de coronavirus, porque en muchos casos la enfermedad es asintomática”.
Este segundo evento se une al de otra manzana de Jaimanitas cerrada hace una semana, en la calle Tercera y 234, que también cuenta con fuerte vigilancia policial. A pesar de que la delegada de la circunscripción realiza esfuerzos para llevarles los alimentos, su gestión es insuficiente.
Vía telefónica, una vecina de esa manzana cerrada, quien pidió no mencionar su nombre, comunicó que estuvo toda la mañana subida en la azotea de su casa, mirando a ver si llegaba algún mensajero para que fuera a la carnicería a comprarle “el pollo de la libreta”, pero ninguno apareció.
“No tengo en la casa nada qué comer y el pollo se vence mañana. Estoy en el limbo, si lo pierdo estoy embarcada. Tampoco tengo sazón para cocinar, ni siquiera una vianda. Estoy aislada, pero también desprovista de comida, y sin poder reclamarle a nadie, porque enseguida las autoridades te miran con cara de malos, como si fuéramos los culpables del virus”.
En la zona de Jaimanitas convergen, además de la residencia de los Castro conocida como “Punto cero”, la dirección de Seguridad Personal, la marina Hemingway, la escuela nacional del Partido Comunista, con el reparto Siboney y las residencias de importantes dirigentes gubernamentales. Por todo esto se han tomado fuertes medidas de control en el pueblo.
“Nunca había visto tantos policías patrullando Jaimanitas”, cuenta Melquiades, un obrero retirado de gastronomía, que espera su turno bajo el sol para comprar picadillo en la tienda de divisas. Solo venden dos tubos carne molida por persona y la aglomeración es tal que resulta imposible mantener el distanciamiento exigido por las autoridades sanitarias.
“Llegó un camión de policías temprano en la mañana”, dice, “y se desplegaron por el pueblo como hormigas, yo pienso que es para multar a la gente que usa el nasobuco incorrectamente, ¿o será solo para intimidar y que la gente se sienta vigilada?”.
Luis Ponce, mecánico de electrodomésticos de la calle Vía Blanca, relata:
“La situación está de chúpame y déjame el cabo. Hay un gran susto en el gobierno, por los casos de coronavirus que están saliendo en Jaimanitas. Ayer vi al delegado corriendo por la calle, sin camisa, como un loco. Decía que acaba de recibir una carta del mismísimo gobernador de La Habana, ordenándole que en Jaimanitas había que parar la COVID-19 ¡ya!”.
Las autoridades sanitarias de Cuba reportaron este 22 de septiembre otro cubano fallecido a causa del coronavirus y 81 nuevos casos, lo que eleva las cifras totales a 117 muertes y 5222 diagnosticados desde que llegara la COVID-19 a la isla a mediados de marzo de este año.
En el informe de hoy se informó también sobre 1315 personas ingresadas en los hospitales bajo vigilancia y, de ellas, 597 se mantienen con la enfermedad. Se reportan tres pacientes en estado crítico y ocho en estado grave.
La Habana es la provincia con mayor número de enfermos. Por esta razón, el primero de septiembre la ciudad entró en estado de sitio para reducir drásticamente la propagación del virus, una decisión que tomó el régimen a inicios de septiembre.