Denuncian que maestras de niños de activista participaron en acto de repudio

“¿Se seguirá aceptando que la discriminación por motivos políticos derive en exclusiones selectivas donde a algunos menores se les nieguen intencionalmente los principios más básicos del bienestar infantil?”, cuestionó una cubana en redes sociales
Denuncian que maestras de niños de activista participaron en acto de repudio
 

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Varios cubanos residentes dentro y fuera de la isla han denunciado en redes sociales el mitin de odio contra la opositora Anyell Valdés, una de los acuartelados de San Isidro, promovido por la Seguridad del Estado en la mañana del lunes 22 de febrero.

La residencia de Valdés, donde conviven menores de edad, fue asediada e invadida. Con total impunidad pintaron la fachada de su casa para eliminar el mensaje de “Patria y Vida”, que ella había escrito para celebrar la canción del momento interpretada por Yotuel, Descemer, Gente de Zona, Osorbo y El Funky.

La mascota de sus hijos fue lastimada y todo aconteció frente a ellos.

Tras los penosos sucesos, la cubana Lisett Gutiérrez denunció en su perfil en Facebook que “los niños de Anyell fueron agredidos por las propias maestras de su escuela”.

“Dejen reposar esa idea unos segundos en sus mentes y traten de entender lo que significa. Esos niños han sido traicionados por las personas en quienes se les enseña a confiar, en quienes se deposita su seguridad, su educación y su cuidado. El trauma que esa experiencia representa es equivalente al de ser violentados, maltratados o abandonados por sus propios padres”, aseguró Gutiérrez.

En su publicación, esta cubana advirtió: “A las personas que vandalizaron la casa de esos niños, siendo su función y su responsabilidad social protegerles y educarles, deberían, cuando menos, prohibirles volver a poner un pie en una escuela o ejercer una profesión relacionada con la infancia. ¿Qué tienen para decir sobre esto las psicólogas y psicólogos infantiles de Cuba que han tenido tanta presencia en la esfera pública en otras ocasiones? ¿Es menos grave o menos importante el trauma de los hijos de Anyell que el de Elián González? ¿Se seguirá aceptando que la discriminación por motivos políticos derive en exclusiones selectivas donde a algunos menores se les nieguen intencionalmente los principios más básicos del bienestar infantil?”

“La turba invasora de la vivienda de Anyell llevaba como estandarte una foto de Fidel Castro. Quienes organizan estas cosas no parecen entender que el macho revolucionario cuyo arquetipo representa esa foto ya no es vanguardia de nada ni inspiración para nadie a estas alturas del siglo XXI. Los sujetos contemporáneos de las luchas por la justicia social son los niños que ellos traumatizan mandando a sus maestras a invadir sus casas o mostrándoles en televisión sin borrar su rostro mientras les someten a un interrogatorio policial; las mujeres que ellos desalojan, golpean y tocan sin su consentimiento; las personas con sexualidades diversas a quienes ellos niegan el matrimonio igualitario y humillan en cada ocasión que se les presenta para reforzar sus masculinidades rancias; la gente negra a quienes ellos criminalizan, discriminan, marginan y encierran en prisión por causas inventadas luego de procesos penales irregulares; y hasta los animales que ellos matan como parte de sus pasatiempos atávicos o como castigo a disidentes y activistas”, subrayó Gutiérrez.  

“Un día de estos van a meter la pata con tanta fuerza que ya no van a poder evitar que el fango se los trague; pero lo triste es la cantidad de gente inocente y digna que continuarán hundiendo o tratando de hundir en ese mismo fango por el camino”, concluyó.

 

El post desató reacciones y comentarios de cubanos indignados ante los perpetradores de tales delitos. La actriz Lynn Cruz, expresó: “las maestras que debían repudiar esa desviación de la conducta no de un grupo de individuos sino de un sistema que lo promueve, estaban junto a la pandilla de vándalos. Qué cuestión ética esa. Qué trauma como bien dices, para esos niños”.

Por su parte, Elaine Acosta, acotó: “todavía me pregunto cómo podrán mirar los rostros de esos niños cuando se los crucen en la escuela. Todo maestro debería además de enseñar, cuidar y proteger los derechos de los niños. Promover el amor y nunca el odio. Hay fronteras que no deben traspasarse nunca, porque no hay nada ni nadie que justifique un atropello como el que hemos presenciado”.

“Es vergonzoso que esto ocurra... esas personas violan no solo los derechos humanos en general sino los derecho de los niños, un grupo etario protegido a nivel internacional. Los crímenes contra menores de edad conllevan sanciones más altas que el equivalente contra un adulto. Pero que se puede esperar de un régimen totalitario (…)”, añadió Alenay Rubio Acosta.

 

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