Cooperativistas de Camagüey se convirtieron en los primeros en vender carne de res a la población en la provincia luego de que el gobierno levantara el veto en abril de este año.
Como si se tratara de un acontecimiento histórico, medios locales aseguran que la Cooperativa de Crédito y Servicios (CCS) “José Antonio Echeverría”, del municipio cabecera, sacrificó seis reses, para ofertar unas 1200 libras de carne a la población en la comunidad Siete Palmas, situada a 10 kilómetros al sur de esta ciudad.
Como establecen las condiciones del régimen cubano, la comercialización de la carne se autoriza luego del cumplimiento de los planes con el Estado, de la leche y el crecimiento de la masa sostenidos durante el año.
Integrado a la CCS, el ganadero Néstor Delgado Cabrera, de la finca Santa Isabel, explicó a la prensa local que, a partir de reunir los requisitos establecidos para ejecutar la matanza, de un toro de casi 1000 libras decidió vender 100 en la comunidad, y compartió además con sus vecinos y familiares cercanos.
Delgado posee 44 animales, de ellos 16 vacas y siete novillas, entregan 20 litros de leche diarios y acopian en el año más de 7000 litros.
Entre los campesinos que realizó el primer sacrificio está también Rubén Pérez Benítez, quien labora junto a otros miembros de su familia en la finca El Sueño, y calificó lo sucedido como un anhelo de años de los agropecuarios, pues ahora tras las nuevas medidas tienen la posibilidad de consumir y vender la carne que producen.
Este agramontino y quienes lo acompañan en las faenas diarias incrementaron durante el 2019 la masa total, fundamentalmente las hembras, tributaron casi 40 000 litros de leche a la industria, mientras que en el 2020 entregaron 38 000, y en ambos periodos alcanzaron los estimados de carne contratados.
Para los próximos días prevén materializar nuevos sacrificios y ventas de carne vacuna productores de Najasa y Esmeralda, y los restantes municipios crean las condiciones requeridas para efectuarlos posteriormente.
El régimen cubano anunció a mediados de abril una serie de medidas para “potenciar la producción de alimentos”, entre ellas la autorización a los campesinos para que vendan por su cuenta carne de res, así como leche y sus derivados, aunque con condiciones.
Solo una crisis profunda y una volátil situación social movió a los dirigentes castristas hacia algunos reclamos que han hecho los agricultores y la población durante décadas, y que dichos en cualquier lugar del mundo parecieran una obviedad.
El productor no puede disponer a plenitud de los animales, aunque formalmente le pertenezcan. La venta de carne de res, equino y otros reglones ganaderos, solo sería legal “después de cumplir con el encargo estatal y siempre que se garantice que no haya decrecimiento de la masa ganadera”, reportó Cubadebate.
En la isla la carne de res se convirtió en un verdadero lujo y fuente de mitos y rumores populares. Su venta y consumo podía costar varios años de cárcel aunque el régimen ya la ofertaba en algunas de sus tiendas MLC.