Autoridades penitenciarias de La Habana trataron de impedir que el preso político Silverio Portal recibiera alimentos en el centro penitenciario donde se encuentra recluido en lastimosas condiciones, incluso para un prisionero.
Tras la negativa, la activista Lucinda González, esposa de Portal Contreras, solicitó hablar con el teniente coronel Leyva, jefe de la prisión 1580, donde cumple sentencia el opositor. “Yo tengo orden de la Seguridad del Estado de no recogerle la jaba”, le respondió el oficial.
En 15 y K, en el Vedado, donde radica la Dirección Nacional de Cárceles y Prisiones del Ministerio del Interior, la esposa del preso político formuló la queja por el maltrato recibido. Estando allí se presentó un oficial de la Seguridad del Estado, según explicó a Radio Martí.
“Me dijo que ellos están tratando de sacar a Silverio y que yo sigo haciendo trastadas”, señaló González. “Silverio está encerado y yo aquí soy la voz de Silverio”, defendió la mujer.
Tras la promesa que le hizo un oficial, González se dirigió a la cárcel 1580, ubicada en San Miguel del Padrón, para intentar de nuevo la entrega de la bolsa de comida destinada a su esposo.
“Me sale ese mismo oficial, el de la negativa por la mañana, con tremenda mala forma (...). Mandaron a una mayor; ella fue quien me recibió el jolongo, lo revisó y le pasó un trapo con cloro”, explicó González.
La pasada semana, una petición de indulto a favor de Portal Contreras fue dirigida al gobernante cubano Miguel Díaz-Canel, tras la falta de respuesta de las autoridades de la isla a varias demandas interpuestas por los abogados del preso político, entre ellas una revisión de causa y una solicitud de libertad condicional.
Silverio Portal Contreras es un activista afrocubano, apresado por expresarse contra las violaciones a los derechos humanos que a diario cometen las autoridades de la isla.
Fue condenado en julio de 2018, en un juicio a puertas cerradas, a cuatro años de privación de libertad. Ha sido reconocido como prisionero político y de conciencia por Amnistía Internacional y el Parlamento Europeo, y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos otorgó medidas cautelares en su favor.
Su salud se ha deteriorado progresivamente en prisión y ha sido víctima de golpizas y maltratos. Una de ellas, propinada por personal de seguridad, le dejó ciego de un ojo. A su esposa le niegan las visitas y el contacto con él desde junio del actual año.
El opositor padecía epilepsia e hipertensión antes de llegar a prisión, condiciones que se han visto agravadas con un infarto cerebrovascular, dos isquemias transitorias, la pérdida de la visión de un ojo tras una golpiza y la pérdida progresiva de la visión del otro luego de diagnosticársele una diabetes.
Ante todas estas arbitrariedades, opositores y activistas cubanos han desplegado una campaña en favor de su liberación, la cual ha logrado recoger más de 5000 firmas online y 3500 físicas dentro de Cuba.
*Redactado con información de Radio Televisión Martí.