Este 11 de junio el diario Granma destacó en uno de sus artículos, que como parte de las obras de restauración y conservación que se realizan por estos días en el cementerio patrimonial Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba, se acometen trabajo en la tumba de Fidel Castro.
"Aprovechando la suspensión a causa de la COVID-19, de visitas al camposanto, se decidió acometer el mantenimiento especial de esa línea frontal del llamado 'museo a cielo abierto', donde la senda de los padres fundadores de la nación se ha convertido, con cerca de dos millones de personas acogidas, en el lugar histórico del país más frecuentado desde su apertura el 10 de octubre de 2017", señaló Granma.
La arquitecta Odalys Quintana Catón, urbanista del plan maestro de la Oficina del Conservador de la Ciudad, a cargo de la necrópolis, al referirse a zona donde se acometen los trabajos, explicó que, "como es conocido, se trata del área dedicada al mausoleo del Héroe Nacional, el monolito del Comandante en Jefe, y los panteones del Padre y la Madre de la Patria, asaltantes del Moncada, luchadores clandestinos e internacionalistas".
"En todos ellos coincide la presencia de mármoles, bloques o losas de granito, piedras de cantería, objetos de bronce, y otros elementos que ya exhibían la agresividad del medioambiente con la cercanía del mar, la humedad reinante, un intenso sol, el tránsito vehicular y la amplia afluencia de público, por solo citar algunos agentes nocivos".
En cuanto a la obras en la tumba de Castro, el Granma precisó que en esta ocasión volvieron a estar en manos de su ejecutor Antonio Samuel Matos Díaz, trabajador de la Empresa de Construcciones Militares, quien se encargó del mantenimiento de la tapa de mármol verde de Guatemala, el brillo de los objetos de bronce y la limpieza del conjunto en general.
Recordemos que los trabajos de diseño de la tumba del fallecido dictador comenzaron en 2006, año en que una grave enfermedad lo obligara a abandonar el poder.
En ese momento su hermano Raúl Castro, quien asumiera las riendas del régimen, fue quien encomendó a los arquitectos Eduardo H. Lozada y Marcia Pérez, se encargara de diseñar el lugar que contiene hoy las cenizas del ex-dictador.
Luego de eso el desarrollo del proyecto, que demoró diez años, quedó en manos del comandante Juan Almeida, y tras el fallecimiento de este en el 2009, la labor fue encomendada al general Ramón Espinosa, quien se encargó de él hasta su culminación en 2016.
