Es triste reconocerlo, pero la pandemia de coronavirus también ha servido para dejar al descubierto la simulación de muchos cubanos y para echar por tierra algunos mitos como que la sociedad cubana de la “revolución” es una sociedad de valores, o que la isla es, gracias a su régimen, una “potencia médica”.
Una muestra de ello viene dada por un post en Facebook que, lamentablemente, ya no está disponible. Quizás alguien llamó la atención (regañó) al autor por atreverse a exponer las miserias frecuentes de un proyecto desgastado que más a menudo de lo que se quisiera saca lo peor de uno, o sencillamente éste se arrepintió de haber compartido lo que presenció.
De cualquier forma, ADN Cuba pudo tomar a tiempo una captura de la publicación, que merece ser analizada al detalle.
Según su autor, el usuario de Facebook César Alejandro Moreno, en Camagüey el doctor César Díaz Ariosa tenía un pase que le permitía tener prioridad en las colas para adquirir productos de primera necesidad. Sin embargo, tuvo el infortunio de acudir a una cola custodiada por un policía que descreyó la legitimidad del pase y lo irrespetó.
“Este documento le permite al Doctor Cesar Díaz Ariosa, quien labora directamente con la atención a pacientes sospechosos de la COVID-19, a pasar con prioridad en las colas de productos de primera necesidad. Un agente del orden público en la tienda La Gran Señora le acaba de decir, en la peor forma de dirigirse a un profesional de la salud, que su documento es falso y que cualquiera puede traer un papel como ese, además de que los médicos no tienen ninguna prioridad”, narró Moreno en su post, que acompañó con una foto del polémico pase.
“Asumo que su bata y su cuño también los consideren falsos. Entre tantas ofensas, el oficial le dijo que a cualquier médico por dos mil pesos se le compra un certificado. ¡Qué pena! ¿Para qué los aplausos?”, cuestionó inteligentemente.
Y es más que cierto. Primero, ¿qué necesidad hay de expedir pases de ese tipo? En la contingencia actual los médicos y todos los profesionales de la salud deberían tener prioridad para todo, sin que un papel, legal o no, oficial o no, lo decretase. Se supone que en una sociedad civilizada y de valores dicha prioridad ocurriese como algo natural. Mas no en Cuba, donde el civismo y los valores sólo se presumen discursivamente, sin ningún basamento real.
La iniciativa de los aplausos es muy gratificante para el personal de la salud, que a diario intenta salvar vidas, en estos tiempos de pandemia y en los de “normalidad”. Pero como hace poco apuntó un joven trabajador de la salud al que no le quisieron proveer servicio de pizza a domicilio, “los doctores no viven de aplausos”.
Lea también
Para qué los aplausos, se preguntó Moreno, pues podría decirse, visto lo visto en Camagüey, seguramente sin que los demás que estaban en la cola intercediesen por el doctor, que para enmascarar a diario nuestras carencias como humanos.
Pero se debe ser justos, la culpa no es de ese policía ni del resto de las personas formadas para ver si conseguían algo que llevar a la boca. La culpa es del que emite esos pases o documentos tontos, sin una campaña generalizada de legitimación de los mismos, o sin instruir y conminar a que se les dé prioridad a los médicos.
La culpa es del que no es capaz de dar una relativa prosperidad a Cuba, por capricho y aferramiento a doctrinas inviables y desgastadas, sumiéndola en una perenne escasez que saca lo peor de cada ser humano, desesperado y velador sólo de sus instintos primarios.
En una sociedad con bienestar, los médicos no es que requieran prioridad, pero si así fuese, la tendrían por iniciativa popular, por los valores cívicos alcanzados y no decretados. Sin embargo, el "paraíso comunista" como el que Cuba quiere mostrarse, aún dista mucho de eso.
Se podrá aplaudir a diario, más escenas como ésta demuestran que no son aplausos realmente sentidos.