Cubana que cuida a su padre de 92 años se queja de indolencia de las autoridades ante su situación

Cubana que cuida a su padre de 92 años se queja de la indolencia de las autoridades ante su crítica situación, ella solo pide que le "permitan" comprar con alguna facilidad pues su padre no puede quedarse solo mucho tiempo
Debido a lo grande de las colas, cubana que cuida de su padre 92 años no puede hacer las compras
 

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Con la crisis de la COVID-19 ha aumentado en número de cubanos que dicen sentirse desamparados por parte de las autoridades del régimen. Uno de estos es el caso de Raquel Más García, residente de Lealtad 1075, entre Carmen y Rastro, en Centro Habana.

Haciendo acuse de recibo este 9 de junio el diario estatal Juventud Rebelde presentó la situación de esta mujer y su padre de 92 años, "quien padece de epilepsia senil, hipertensión crónica, problemas de estabilidad física y otros achaques de la edad. Y son ellos dos solitos, sin un familiar más".

Raquel cuenta con una trayectoria profesional de 25 años en la corporación Cimex, pero ante el deterioro de la salud de su padre y a raíz del fallecimiento de su madre hace un año, tuvo que renunciar a todo y acogerse a una prestación de la Asistencia Social para poder cuidar de él.

En su carta dirigida al mencionado diario relata que antes de la pandemia tenía la oportunidad de darse una escapadita solo para comprar los alimentos, pero en la medida en que se ha complicado el tema de la alimentación y se han alargado y complicado las colas, considera imposible abandonar a su padre tanto tiempo.

Como algo a su favor explica que ella no necesita apoyo material o de recursos, sino de facilidades para hacer sus compras, debido a la situación excepcional en que vive.

Ahondando en su caso añade que hace una semana habló con el presidente del consejo popular Los Sitios, donde ella vive, para que la ayudara, pero el hombre le dijo que no tenía facultad para darle una solución a su problema, que tenía que elevarlo al presidente del gobierno municipal, pero todo se ha quedado ahí, sin respuesta.

Dada su situación excepcional propone que se le permitiera intercalarse en la cola que deba hacer, con el consiguiente permiso oficial por escrito, porque hasta ahora ha dependido en la mayoría de los casos de la buena voluntad de algún policía que organiza la cola, pero advierte que no siempre es así.

Lamentablemente el de Raquel es uno de tantos casos, los cuales no solo incluyen ancianos enfermos y de avanzada edad, y que no pueden esperar a que su situación llegue a oído de las máximas autoridades y sean estas las que den la última palabra.

 

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