Con sangre de res y cerdo se diversifica la “producción cárnica” en Camagüey

En la ciudad cubana de Camagüey, la empresa cárnica “César Escalante” anunció que incorporó a su línea nuevos productos, pero quien espere ver en el mercado más bistecs o lonjas de ganado vacuno o porcino, se llevará una decepción
Nuevas producciones con sangre en fábrica de Camagüey. Foto: Leandro Pérez Pérez /Adelante
 

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En la ciudad cubana de Camagüey, la empresa cárnica “César Escalante” anunció que incorporó a su línea nuevos productos, pero quien espere ver en el mercado más bistecs o lonjas de ganado vacuno o porcino, se llevará una decepción.

Lo presentado como una novedad por la prensa estatal de esa provincia, no son más que variantes de productos de tercera hechos con sangre de res y de cerdo. Según fuentes de la empresa esto se debe a “mejoras en el aprovechamiento de las materias primas”.

Entre los surtidos sumados a su línea de ofertas aparecen la morcilla y la mortadella roja, “cuyo componente principal es la sangre porcina y de ganado vacuno, a los que se le incorporan otros nutrientes que las convierten en excelentes aditivos para sopas, potajes y caldos, principalmente”, explicó el periódico Adelante, del Partido Comunista en Camagüey.

Otros productos de la fábrica son las croquetas, que según el medio oficialista tienen “alta demanda” en una población acostumbrada –en medio de la escasez– a comprar y consumir lo que pueda a encontrar.

Aproximadamente “unas 30 toneladas mensuales” de croquetas expide el centro, que, asegura Adelante, “continúa ganando en calidad”. Para evidenciar la supuesta eficiencia del conocido como “combinado cárnico”, el periódico menciona que están aprovechando mejor “el ingrediente porcino” y logran crecer en la producción de embutidos, picadillos y carnes en conserva.

Ramón Lee Martí, jefe de control de la fábrica, enumera otras producciones, que no están al alcance del ciudadano común pues se venden en divisas o están normados: jamón cocido, chorizo, mortadella novel, además del picadillo natural de res que se entrega por la canasta familiar a los niños.

Masa para albóndigas, masas de chorizo y hamburguesa, así como el “picadillo extendido” de baja calidad, son otras producciones de la línea.

Otra “novedad” es que han incluido recientemente las patas de cerdo y res, y la ternilla, que junto con las vísceras son vendidas en mercados estatales. ​ La carne de primera está ausente en toda esta supuesta bonanza en Camagüey.

La empresa cárnica “César Escalante” debe abastecer a la capital provincial, donde tiene su sede, y a los municipios Santa Cruz del Sur, Najasa, Jimaguayú, Nuevitas y Minas.

Ramón Lee Martí afirma que lo próximo a lograr en la entidad es “el empaque” de los productos que deben entregar a “los compromisos sociales”, sectores de población vulnerables que al parecer recibían estos derivados cárnicos sin la debida higiene.

En medio de la crisis provocada por la pandemia del coronavirus, Gustavo Rodríguez Rollero, ministro de la Agricultura, reconoció el mes anterior que, desde enero hasta mayo, más de 11 mil 528 toneladas de carne de cerdo se habían dejado de entregar a la industria. Mientras, el Estado debía a los productores independientes unas 76 mil 778 toneladas de alimentos, como parte del contrato realizado.

“La producción porcina se encuentra hoy en apenas unas 9 mil toneladas mensuales y se estima que pueda incrementarse a unas 11 mil toneladas por mes en septiembre, de asegurarse los alimentos para la ceba”, aseguró el ministro.

Del cumplimiento de tales promesas dependerán también los optimistas planes de la fábrica camagüeyana, donde además prevén “continuar elevando el aprovechamiento de las materias primas”, por lo que no imaginamos cuál otra parte o componente de los cerdos y reses venderán a la población.

 

 

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