Caso Faustino, el señor coronavirus y otros cuentos para dormir

Liz Erika Zaldivar relata en profundidad lo sucedido en el hospital matancero Faustino Pérez, donde se produjo un brote de coronavirus cuyas causas no han sido fielmente reflejadas por el oficialismo
Médicos limpiando el Hospital Faustino Pérez. Foto tomada de Facebook
 

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Los últimos acontecimientos en torno a la COVID-19 en la provincia de Matanzas han detonado las alarmas. El hospital General Julio Aristegui, del municipio de Cárdenas, y el Hospital Clínico Quirúrgico Universitario Comandante Faustino Pérez, de Matanzas, han sido ejemplos de desastres que pudieron evitarse si se hubiesen cumplido a cabalidad las medidas higiénico-sanitarias previstas para casos de pandemia, pero no fue así.
 
De los sucesos de Cárdenas ya hemos hablado en artículos anteriores. Ahora nos detendremos en el “caso Faustino”, tema aún polémico que parece no acabar. 

Para la confección de este texto contactamos con varias fuentes: médicos que trabajan en ese hospital, pacientes y familiares, y nuestra entrevista en profundidad fue con Laura Linares Sánchez, una doctora que estudió en el hospital Faustino Pérez, pero que hoy radica en España. 

Laura se ha convertido en una influencer en redes sociales a pesar de llevar solo un año en Twitter. “Es evidente que cada día me vuelvo potencialmente peligrosa para la dictadura. He realizado muchas denuncias de maltratos y de precios altos, por esa razón, aunque quisiera, si regreso a Cuba no podré ejercer más como doctora”. 

Vía WhatsApp logramos contactar con esta joven que no se queda callada ante prácticas mal hechas y nos contó su versión de los hechos sobre el comienzo del brote epidemiológico en el hospital de Matanzas. 

“A mí me llega la información desde Matanzas el domingo 10 de mayo por la tarde. Me dijeron que el sábado había muerto en el Hospital Faustino Pérez un paciente con COVID-19, un caso que no fue reportado hasta el parte del martes 12 de mayo”. Según Laura, esto es síntoma de la falta de transparencia, pese a lo que dice el Ministerio de Salud Pública en Cuba, que dice ser totalmente transparente en relación al COVID-19.

El paciente llegó por Cuerpo de Guardia y no presentaba síntomas respiratorios, pasó por la sala de medicina y por la de cirugía, por la sala de terapia intermedia y por la de terapia intensiva.

A raíz de aumentar el número de infectados en la provincia de Matanzas, se tuvo que intensificar el trabajo en el Hospital Faustino Pérez, ya que el hospital provincial desde hace un tiempo permanece cerrado. Sin embargo, esos médicos que cada día se exponen a más riesgo están sin los medios de protección suficientes. “Medios de protección que tienen que ser proporcionados por la junta directiva del hospital para que los trabajadores puedan llevar a cabo su labor sin ningún tipo de riesgo”, destaca Laura.

“Yo estudié allí y aún conservo muchas relaciones, le pregunté a alrededor de 10 médicos y ninguno quiso hablar conmigo sobre la situación que estaba pasando, hasta que uno me respondió y me contó la realidad. Me dijo que los medios de protección solo los tienen los médicos de terapia intensiva y los que trabajan en la consulta respiratoria, al resto no se les han proporcionado los medios de bioseguridad”, refiere la entrevistada.

Cuando hablamos de medios de bioseguridad, explica Laura, no solo se trata de los guantes y el nasobuco. Es un error pensar solo en eso.

“Nosotros estudiamos en Medicina que los medios de bioseguridad son todos aquellos que te protejan de las secreciones de un paciente, que eviten que tu cuerpo entre en contacto con esas secreciones, tales como gafas, gorros para el pelo, batas largas y zapatos adecuados para trabajar”.

¿Qué provocó no estar lo suficientemente protegidos al interactuar con un paciente que aún no se sabía que era positivo al virus? En un primer momento, nueve contagios: médicos, enfermeras, la secretaria de la sala y dos señoras de la limpieza.

“A raíz de todo esto el Director del hospital, Andrés Lame Acevedo, manifestó su descontento con el equipo de terapia intermedia del hospital; pero lo que no han dicho es que este equipo de trabajo no tenía los medios de protección. Los médicos tienen que buscarse sus propios medios, traerlos de sus casas, malamente les dan un par de guantes diarios”, manifiesta Laura.

Esta información la corrobora un interno de ese mismo hospital que hoy en día está trabajando en Preingreso: “En la entrega de guardia de domingo para lunes el director del hospital aclaró delante de todos los que estábamos ahí que no hay suficientes guantes, que no hay nasobucos, que no hay caretas… lo único que hay es hipoclorito. Pero que nosotros (los médicos) no podemos tener miedo, el miedo es para la población, nosotros tenemos que enfrentar el miedo”.Como si ser valiente fuera suficiente para enfrentar uno de los peores virus de la historia de la humanidad, que les ha arrebatado la vida a miles de personas en todo el mundo.
 
 

 

En esa misma entrega de guardia Andrés Lame manifestó una especie de sanción pública al colectivo de terapia intermedia y alegó que después iba a ir a TV Yumurí (telecentro de la provincia de Matanzas) para contar en televisión que el brote en ese hospital fue por causa de que algunos trabajadores incumplieron las normas de seguridad. 

No se trata de una mala praxis, la mala praxis es cuando un doctor lleva a cabo un procedimiento incorrecto, que no es el caso y es de lo que se está acusando a este equipo de terapia intermedia. 

Lo daños de la COVID-19 pican y se extienden…

A raíz del brote del virus en el Faustino, se llevan a todos los médicos para la Eide, la escuela de deporte de Matanzas. En el Twitter de Laura se puede encontrar toda la historia, además está la denuncia de María del Carmen Álvarez, la madre de la doctora Arnella Torres Álvarez, de mucho prestigio en ese hospital. A través de Facebook María del Carmen se queja de las malas condiciones de insalubridad que hay en ese sitio y de los malos tratos que se le estaban dando a su hija. Los demás médicos también se quejaron hasta de que fueron trasladados a Villa Ensi, una villa militar que se encuentra en Matanzas, en la zona de Canímar.

Pero mientras los médicos contagiados enfrentan el virus, afuera, la opinión pública sigue hablando de los “supuestos propagadores”. 

“Ahora es más fácil sancionar a los pobres médicos que están trabajando, que asumir que el trabajo que hicieron fue ineficiente, que no dio resultados y que tenían que haber protegido a sus trabajadores”, dijo indignada Laura.

Y añade que ella habló con el médico que le contó todos los detalles y lo exhortó a elevar una denuncia para que le den los medios de bioseguridad y puedan trabajar sin miedo a contagiarse. Además Laura contactó a la madre de la doctora y ella le dijo que está muy apenada, pues al hacerse este show televisivo muchos de los pacientes de su hija la llaman tachando a la doctora de irresponsable y de haber cometido una mala praxis.

“Estos médicos no hicieron nada malo y si lo hubieran hecho yo fuera la primera que no los estuviera defendiendo. Pero los defiendo porque yo estudié en ese hospital y sé cómo funcionan las cosas. Por eso hice la denuncia en Twitter, etiqueté al ministro de Salud Pública, José Ángel Portal, y al Hospital Faustino Pérez. Estoy a la espera de que alguien se digne a hablar públicamente. Nadie lo ha hecho y al parecer nadie pretende hacerlo. Todo va a quedar en un escarmiento televisivo que acusa a esos médicos de propagación de epidemia”, culmina Laura.

Pero no solo fue en Twitter o en el perfil de algunos implicados en este caso donde se hicieron las denuncias. Muchos han sido los colegas, estudiantes de medicina, pacientes, familiares y amigos que han denunciado las pésimas condiciones que tiene el Hospital Faustino Pérez.

Javier Alejandro Velázquez Hernández es otro de los médicos del Faustino. Para él la culpa total no la tiene el director Andrés Lama y pide que lo regresen a su cargo. El problema de ese hospital es fundamentalmente la higiene, y que desde hace mucho tiempo ha estado sin agua. “El domingo (17 de mayo) yo y mis compañeros tuvimos que limpiar el servicio de Urgencias y de Emergencias”.

Claudia Beatriz es otra de las doctoras. Al comentario de Javier Alejandro Velázquez Hernández en Facebook ella le responde: “Limpiar e higienizar son trabajos dignos. Pero no estudiamos tantos años para eso. Me dio vergüenza ver a mis profes limpiando el hospital. Y tantos trabajadores de los servicios de los de hoteles de Matanzas en sus casas sin bajarse de su nube, sin aportar nada y quejándose de los trabajos que les ofrecen. Es triste. Da pena”.

Gissel Alonso Pérez también da su opinión sobre este penoso caso: “Es indignante lo que han hecho con los médicos del Faustino. La cadena siempre se rompe por el eslabón más débil, pero esta vez si todos nos unimos podemos luchar contra esta gran injusticia. Todo se ve muy diferente detrás de un buró cuando se dirige y es muy fácil venir a poner en tela de juicio el trabajo de quienes estamos en la primera línea dejando atrás a nuestros hijos, esposo, familia. Es muy fácil juzgar cuando no se vive en carne propia lo que vivimos nosotros día a día”.

Sin embargo, la opinión del presidente del país nada tiene que ver con la que manifiestan los protagonistas de esta penosa historia.

Miguel Díaz-Canel ha señalado sobre el brote que ello “demuestra que cuando hay exceso de confianza, cuando hay resquebrajamiento en la atención a todo el programa de acciones y medidas que ha implementado el Gobierno, con la participación fundamentalmente de la población y del resto de los organismos y las instituciones, entonces se nos dan estos picos que están fuera de los pronósticos, que están fuera del comportamiento normal que está previsto en lo que estamos haciendo”.

El gobernador matancero, Mario Sabines Lorenzo, informó este 17 de mayo que en el Hospital Clínico Quirúrgico Universitario Comandante Faustino Pérez del municipio cabecera hubo un brote local, donde hasta la fecha se han confirmado 32 casos positivos a la enfermedad, de los cuales cinco son pacientes que se encontraban en la institución hospitalaria; 21 son trabajadores de la terapia intermedia o están relacionados con las áreas de servicio y el cuerpo de guardia; en tanto seis son familiares de trabajadores o de pacientes.

El hospital Faustino actualmente está en condiciones para que lo cierren completamente. Pero no se puede cerrar porque es el único hospital que está funcionando en Matanzas para atender a los demás casos que no sean directamente sobre el coronavirus, porque es verdad que el principal peligro es contagiarnos de COVID-19, pero no el único. La vida sigue y las personas siguen enfermando.

 

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