Caldo de gallina decrépita, para el gusto divertir

No pierda la esperanza, cubano, con la gallina decrépita se hace un caldo para chuparse los dedos. Eso sí: no espere carne, solo hay hueso
Caldo de gallina decrépita
 

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Darío Alejandro Alemán, periodista de medios independientes y cubano como otro cualquiera, acaba de probar esa delicia de la culinaria castrista que es la gallina decrépita en su caldo de ocasión, con alguna vianda para agasajar el paladar.

Para su sorpresa, esta vez el régimen tuvo razón al calificar estos pobres animales como decrépitos, porque el muslo de uno de ellos da para bien poco, acaso sólo para el caldo, y pare de contar. No muy por debajo de la carne lo único que hay es puro hueso.

“Para los que no saben qué es una gallina decrépita, aquí se las muestro. Un muslo es más fino que un dedo. Gallina decrépita no, ¡gallinas de Auschwitz!”, declaró Alemán en redes sociales, junto a una foto del plato exquisito que preparó este 17 de septiembre.

Algo de suerte tuvo: en la foto se ven unas calabazas, vianda en peligro de extinción en la Cuba de los Castro.

¿Qué es la gallina decrépita? Son las aves ponedoras cuyo rendimiento cayó a mínimos a causa de la edad y que, en otros países, se sacrifican por esta razón, pero en Cuba son “recicladas” para dar de comer a los isleños hambrientos.  

Así lo dio a conocer el 9 de septiembre el ministro de la Industria Alimentaria, Manuel Santiago Sobrino, durante el programa Mesa Redonda de ese día, un encargo nada envidiable, porque desde entonces lo llaman “el ministro del hambre”.

Así exactamente no fue. Más bien dijo que “la Revolución” estaba haciendo todo lo posible por dar de comer a los cubanos con tripas de animales, gallina decrépita, croquetas y otras delicias por el estilo. Pero eso fue suficiente para que le llovieran críticas, burlas y memes.

El castrismo tiene sus misterios y sus mañas. Para defender al ministro y que la gente crea que esto de las gallinas y las tripas es cosa seria, lanzó una campaña a través de sus medios con recetas de cocina y elogios de los atributos de las tripas.

Un ejemplo: Con fotografías que harían babear a los cubanos, la empresa cárnica Tradisa, de Holguín dio la imagen de que en Cuba todo marcha bien, con los anaqueles de las tiendas llenos de alimentos y los bolsillos del cubano con dinero suficiente para comprarlos, con un post donde dice que las tripas de animales son un producto “de élite” a nivel mundial.

Sólo hay que ver las imágenes: largas y jugosas longanizas, chorizos, salchichas… Alrededor, tomates rojos, cabezas de ajos, pimientos y molinillos de pimienta, artículos y alimentos que ya son leyenda en la isla de los Castro, donde todo “está perdido”, como dice el cubano de a pie, es decir, donde todo está en falta.

¿A dónde irán a parar los productos de Tradisa? Solo Dios, con su omnisciencia, debe saber el destino, porque los isleños jamás han visto un jamón holguinero.

 

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