La Agencia Cubana de Noticias (ACN) reconoció hoy, en un arrebato de sinceridad, que el Estado es el principal causante de los problemas de transporte en Cuba, porque no pone en circulación la cantidad necesaria de vehículos.
“El transporte estatal es insuficiente y el privado, ridículamente caro. Y no se puede pagar el transporte privado aunque se suba el salario todos los meses. Los taxis no son la forma principal de transporte de la capital, ni tampoco en ninguno provincia”, explicó un video de ACN en Internet.
“Pero no hay que ser muy inteligente para saber que mientras no aumente la cantidad de carros estatales la cosa va a seguir igual, porque la forma más efectiva de regular precios ha sido con una mayor y mejor oferta”.
“Lo otro sería apelar a la buena conciencia de quienes manejan, pero lo mejor sería si la solución sale del Estado que de la buena voluntad de unos pocos”, añadió.
Cuba enfrenta una grave crisis de transporte desde que los suministros de combustible venezolano disminuyeran. Esta crisis se suma a la crisis sistemática de ese sector desde la caída del campo socialista, una deuda con los cubanos que no se ha podido resolver en treinta años.
El Ministerio de Transporte de Cuba anunció en septiembre de 2019 severas restricciones a los viajes de los ómnibus y trenes nacionales como parte de una serie de medidas provocadas por “la coyuntura”. También se restringió la venta de combustible en las gasolineras.
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Aunque los viajes interprovinciales se restablecieron más tarde, los cortes al suministro de gasolina y diésel siguen sucediendo, como ya reportó ADN Cuba en lo que va de 2020.
Las autoridades cubanas culpan al “bloqueo” de Estados Unidos por el agravamiento de la situación, ya que Washington sancionó a las dos empresas cubanas que importaban combustible, Cubametales y Corporación Panamericana, y a varios buques venezolanos implicados en el negocio.
La falta de combustible aumentó el precio del poco existente y disparó, como consecuencia, el precio del transporte privado. Lo único que se le ocurrió al gobierno fue ordenar topes en los precios, para calmar los ánimos de la población.
Pero esa medida molestó a los propietarios de taxis, quienes redujeron los viajes diarios.