Un artículo del medio Cubadebate reclama más vínculos culturales entre la isla y EE. UU. y asegura que los principales culpables de las restricciones a los viajes de los artistas fueron la administración Trump y el “odio anticubano de Miami”.
Según el medio, antes de la llegada del presidente republicano, y poco después ya durante su mandato, las visitas de grupos musicales y de danza, pintores, escritores y académicos a EE. UU. eran constantes y fluidas, pero luego disminuyeron y fueron prohibidas.
La culpa, a juicio del periodista, es la política hostil del gobierno republicano y el clima de odio de Miami, que exigió el fin de los intercambios con artistas en la isla bajo el supuesto de que colaboraban con el régimen.
El texto nada dice, en cambio, de las restricciones que pesan sobre los artistas cubanos contestatarios, algunos de los cuales no sólo están “regulados” —se limitan sus viajes al extranjero—, sino también que sufren arrestos preventivos, difamación y acoso.
Luis Manuel Otero Alcántara, coordinador del Movimiento San Isidro (MSI), protagonizó en abril una huelga de hambre y sed de tal repercusión, que el régimen lo secuestró en su casa y lo internó en un hospital para tenerlo vigilado. La víspera, fue puesto en libertad.
Maykel “Osorbo” Castillo, músico contestatario y también miembro del MSI fue arrestado ilegal e injustamente en su casa a mediados de mayo y hasta el día de ayer sus familiares desconocían dónde estaba prisionero. Por fin supieron que fue encarcelado en una cárcel de la occidental provincia Pinar del Río.
Tania Bruguera, una de las voces más conocidas del arte disidente cubano, volvió a ser injuriada la víspera en el programa de la televisión nacional que conduce el vocero del régimen Humberto López. Bruguera es víctima constante de acoso y vigilancia policial.
Decenas de artistas, menos conocidos que estos, sufren cada día formas diversas de violencia verbal y física, por atreverse a disentir. Organizaciones de derechos humanos han pedido al régimen que permita el disenso y la libre expresión de ideas, pero el sistema hace oídos sordos a los reclamos.