En las últimas semanas, a raíz de la llamada Tarea Ordenamiento, los comedores estatales del Sistema de Atención a la Familia (SAF) se han ganado numerosas críticas por parte del pueblo, pero principalmente por aquellos que deberían beneficiarse con este servicio.
Como es habitual, el régimen orienta a sus medios de comunicación y propaganda que produzcan el material conveniente para tratar de revertir la opinión nacional, aunque para esto a veces tengan que exponer en alguna medida la realidad del problema, como en el artículo "Sistema de Atención a la Familia: entre historias, retos y expectativas", publicado este 21 de enero por el estala Periódico 26, que si bien pondera al SAF, reconoce que el sistema tiene serias deficiencias.
El mencionado periódico pone como ejemplo a los beneficiados del SAF en la provincia de Las Tunas y, si bien dice que "la Gastronomía ha puesto sus metas hacia garantizar la calidad del servicio", reconoce que aún, luego de varios años de estar funcionando, no se ha materializado este propósito, lo que constituye una de las razones por lo cual la asistencia a los comedores "últimamente se ha comportado entre un 62 y 64 por ciento".
Lo que sucede ahora mismo en la provincia de Las Tunas, como en el resto del país, es que la mayoría de los que tienen el derecho a asistir a los comedores del SAF son jubilados, y con la subida de los precios de productos y servicios, han tenido que escoger entre almorzar y cenar, porque el dinero no les alcanza para cubrir todas sus necesidades.
Un ejemplo de esto es el comedor de La Feria, donde la afluencia de jubilados también se ha visto disminuida. Al respecto Roberto Nápoles Ruz, administrador del lugar, aseguró que de la plantilla de 148 solo asisten por estos días de 60 a 80.
"La trabajadora social está visitando a los beneficiados casa a casa. Muchos han asegurado que no les alcanza el dinero y solo pueden venir esporádicamente. Se quejan, sobre todo, de los precios de las sopas y los potajes, aunque nosotros intentamos que los tables oscilen por debajo de los 18 pesos. Con respecto a la calidad no tenemos quejas, con los fondos existentes hemos comprado yuca, calabaza, especias, ajíes", refirió Roberto en conversación con Periódico 26.
Contrario a esto último, Israel Cutiño, uno de los ancianos que asiste al lugar, comentó que a veces se lleva la comida para mejorarla en la casa, porque de otra manera no puede ingerirla.
"En estos días está teniendo un mejor saborcito, pero todavía le falta mucho... Y además es muy poca. Nos dan demasiada yuca dura, que los ancianos sin dientes no podemos consumir. Al principio vine a coger la comida obligado, pues entendimos que si no veníamos perderíamos el beneficio. Hace poco nos explicaron que no, que en el momento que deseáramos nuestra alimentación estaba asegurada".
Por su parte Luis Manuel Páez, director de Gastronomía del Grupo Empresarial de Comercio en la provincia, alegó que los SAF son prioridad para esa entidad, pero que el aumento de las pensiones de los jubilados obedeció justamente a que se elevarían los costos de los alimentos.
Explica que como una solución al problema, "en la conformación de los nuevos 'tables' hemos previsto que se logre el balance para que entre almuerzo y comida no exceda los 26 pesos", pero aun así los ancianos prefieren no asistir a los comedores, perdiendo con ello posiblemente el mejor benéfico de estos lugares, que es el de encontrarse con los amigos, conversar, distraerse, y pasar un rato juntos, algo tan necesario para los ancianos, sobre todos para aquellos que no disponen de amparo filial.