Un joven cubano denunció en Twitter el lucrativo negocio de la sangre que sostiene el régimen castrista.
“Desde hace unos años soy donante de sangre, pensando que estaba colaborando, ayudando a alguna persona que lo pudiera necesitar. Ahora resulta que en el año 2017, Cuba exportó o vendió a Brasil productos derivados de la sangre. Literalmente nos están desangrando”, escribió en su cuenta el usuario identificado como Rey Arturo, quien según refiere en sus datos es ingeniero civil.
Entre los comentarios suscitados tras su publicación, Arturo señaló que desconocía este negocio del gobierno cubano. Esclareció además, que él había comenzado a donar a raíz de que su niño enfermera y requiriera “tres bolsas en dos días”.
“Juro que no tenía idea. Esto créeme que me voló la cabeza, siempre lo hice por sentirme bien y después de lo del niño más…”, apuntó.
“Venderla está fuerte, yo he visto a cubanos en hospitales, en urgencias, esperando por una bolsa de sangre porque su tipo no aparece, eso no es algo a tomar a la ligera”, afirmó.
Arturo detalló que ha “donado como 5 veces, cada 6 meses más o menos”. “Me jode un poco que ande yo llenándoles los bolsillos, pero puede ser que también he salvado alguna vida”, escribió en otro comentario el joven cubano.
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ADN Cuba publicó recientemente un análisis de Manuel Milanés sobre el tema, donde se precisa que solo en el año 2014, estos “doble moral” ganaron 622 millones de dólares por concepto de exportación de sangre.
En el texto “Vampiros en La Habana: la sangre que donas ellos la venden”, Milanés detalla además que este negocio lo hace la dictadura cubana desde los años 60 cuando inició. “Para aquel entonces se la vendía a Vietnam y a Canadá. Hoy se benefician otros países 'amigos' del régimen cubano como Venezuela y Argentina. Brasil y Ecuador lo hicieron en su momento, mientras que hasta el 2003 la compraban Rusia, Irán, Vietnam y Argelia. Un negocio redondo y con mucho margen de ganancia, pues la inversión es casi inexistente”, expuso.
Refiere Milanés que “el litro de sangre se cotiza a 122 euros en el mercado internacional (…) Sin contar que el donante solidario y consagrado aún cree que es para salvar las vidas de los cubanos cuando en los hospitales los anaqueles de los bancos de sangre están prácticamente vacíos”.
Cuba vende el plasma y los componentes de la sangre (para la producción de derivados muy bien cotizados en el mercado como el interferón, las inmunoglobulinas, las vacunas, etc.), lo que convierte negocio en altamente beneficioso. Solamente el plasma constituye un importante producto para la industria farmacéutica facilitando una mayor remuneración.
Mientras cubanos y cubanas van a los bancos de sangre pensando que donarán para una “causa solidaria”, el Estado suma a sus arcas el dinero de este tipo de exportación en el campo de la salud y encubre sus transacciones. En este caso las cifras son conocidas por los documentos que hacen públicos los países que sí reportan las compras de la sangre y sus derivados.