Cubanos en misiones en el extranjero no podrán regresar hasta la tercera fase de la desescalada

Los cubanos enviados por el régimen a ofrecer servicios profesionales en el extranjero, las llamadas “misiones”, no podrán regresar hasta la tercera fase de la desescalada de la pandemia del coronavirus
 

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Los cubanos enviados por el régimen a ofrecer servicios profesionales en el extranjero, las llamadas “misiones”, no podrán regresar hasta la tercera fase de la desescalada de la pandemia del coronavirus.

Así lo informó el ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (Mincex), Rodrigo Malmierca Díaz, en la televisión nacional este jueves. Aseguró que no pueden regresar “por razones de limitaciones de transporte internacional y de las medidas sanitarias vigentes” en el país.

“La prórroga de vacaciones y el relevo de personal, así como otros trámites relacionados con los colaboradores, se manejará por los organismos cubanos responsables caso a caso, bajo la supervisión del Mincex como organismo rector de la actividad”, aclaró, según una nota del medio oficialista Cubadebate.

El ministro Malmierca Díaz explicó que “a partir de la tercera fase se organizarán los movimientos que sean necesarios de las brigadas médicas cubanas en el exterior”.

El funcionario agradeció la “colaboración de organismos internacionales” con donaciones de material sanitario para apoyar la batalla contra la COVID-19 en la isla.

Sobre las numerosas críticas contra el negocio –acelerado durante la pandemia–, que el régimen lleva a cabo con personal sanitario en condiciones lesivas para los trabajadores, Malmierca dijo que “nada podrá manchar la limpia hoja de la colaboración de nuestros médicos que han sido incluso propuestos como candidatos para el Premio Nobel de la Paz”.

Exportar servicios médicos es una de las principales actividades económicas del régimen castrista, que retiene más del 75 % del salario a cada cubano que envía al extranjero, y los somete a rigurosa vigilancia.

 


Estas condiciones de trabajo han sido denunciadas por organizaciones defensoras de derechos humanos y la Organización de Naciones Unidas ha advertido que podrían constituir formas de “trabajo forzoso” y “esclavitud moderna”.

La mayoría de estos profesionales pertenecen al Contingente Henry Reeve, mediante el cual el régimen ya ha enviado a más de 2 mil 300 trabajadores de la salud, divididos en 26 brigadas, a 24 países de América Latina, el Caribe, África, Asia, Medio Oriente y Europa para ofrecer servicios en la lucha contra la COVID-19.

La “solidaridad médica” es una de las principales fuentes de ingreso del régimen cubano. En 2018, único año del cual se tienen cifras de esta actividad, generó ingresos de seis mil 400 millones de dólares, muy por encima del turismo.

Dicha renta de profesionales a gobiernos extranjeros aporta a Cuba más de $10 mil millones. Cerca de 50 mil médicos cubanos colaboran en más de 60 países. El régimen se queda entre el 70 y 90% del salario. Solamente en Brasil Cuba lucró $ 360 millones cada año entre 2013 y 2018.

Además de tener que entregar como mínimo las tres cuartas partes de sus salarios, los profesionales de la salud cubanos enviados a misiones en el exterior son sometidos a una fuerte vigilancia y restricción de libertades fundamentales.

Los médicos que rompen con la misión son castigados por 8 años sin permitirles regresar a Cuba.

 

 

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