Cada 17 de mayo se celebra internacionalmente lo que se conoce como el Día de Internet, o Día Mundial de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información. Esta fecha se escogió para concientizar sobre la necesidad de reducir la “brecha digital”: cualquier distribución desigual en el acceso, en el uso, o en el impacto de esas tecnologías entre grupos sociales.
En 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) declaró el acceso a internet como un derecho humano por su relevancia en todos los ámbitos sociales. Casi una década después, en medio del contexto de aislamiento ocasionado por la pandemia del coronavirus, las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han cobrado una relevancia mayor, son casi imprescindibles para el funcionamiento de las actividades más básicas en muchas sociedades.
Aquellos sectores de la población que no tienen un camino expedito a la red o cuentan con vías muy limitadas, se ven con problemas para aumentar ingresos y gestionar su economía, ampliar y solidificar vínculos sociales. Incluso, tienen menos acceso a la información y otros servicios.
¿En Cuba cuál es el panorama? A pesar de que desde hace unos años se ha caminado para cerrar la brecha digital, todavía la isla recorre el fondo del hoyo. Elevados precios de internet, ineficientes servicios de instalación y lentitud en las conexiones, poco desarrollo del comercio electrónico, acusaciones de estafa a la única empresa proveedora… Todos estos reclamos, y más, hacen los cubanos al monopolio estatal de las comunicaciones en el país: la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A (ETECSA).
Este camino de piedras que deben seguir los “cubanos de a pie” para acceder a internet, no es el mismo recorrido de los funcionarios del régimen, ni por los periodistas-engranajes de la maquinaria de propaganda política, o los inquisidores que vigilan los contenidos que publican en las redes sociales los ciudadanos, periodistas independientes, artistas o cualquier persona crítica que desapruebe la gestión del gobierno.
En 2006, cuando la Asamblea General de la ONU adoptó su Resolución (A/RES/60/252) sobre el Día Mundial de Internet, invitó a todos los países a celebrar esta fecha con iniciativas que apunten a debatir sobre los aspectos más relevantes vinculados a la sociedad de la información.
¿Qué se debate en Cuba hoy? Y no menos importante: ¿Qué responde ETECSA?
El monopolio cubano de las telecomunicaciones quizás alcanzó un récord de críticas esta semana. Cada día engorda su lista de quejas por parte de los usuarios, pero parece que a la empresa estatal bien poco le importa.
La compañía recientemente lanzó nuevos paquetes con su servicio 4G y la reacción de los cubanos ha sido de indignación ante los altos precios del servicio, presentados como “ofertas”. Además, por estos días de pandemia varios clientes han denunciado una presunta estafa por el rápido gasto de los datos móviles de internet vendidos por ETECSA, sin que esa pérdida se corresponda con la actividad en internet de los clientes.
En las páginas web del gobierno y las redes sociales los cubanos han dado rienda suelta a su indignación de forma prácticamente unánime. La mayoría cree que los precios de Internet no se ajustan al salario medio en la isla. “Es una falta de respeto al pueblo trabajador”, se lee en unos de los comentarios del tuit oficial de ETECSA.
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El internet en Cuba cuesta 1 dólar por 1 hora de acceso con las tarjetas de prepago, a través de puntos de conexión Wi-Fi en todo el país, aprobados por el gobierno. Si la conexión es mediante datos móviles en los celulares, uno de los paquetes menos costosos es de 600 megas por 7 dólares, en un país donde el salario mínimo ronda por los 16 dólares al mes.
El periodista Boris Luis Cabrera Acosta convirtió sus reclamos en versos:
No quiero más arrebatos
cuando descubran que ETECSA,
aunque no confiesa
te roba todos los datos.
No me formen más barullo
que esa empresa millonaria,
no le importa la plegaria
la protesta ni el murmullo.
Una de las quejas manifestadas contra la compañía, durante la primera semana de uso del reciente paquete de datos (como parte de una bonificación por recargar el teléfono desde el exterior) fue de la reconocida reportera cubana Julita Osendi. La periodista publicó en su perfil de Facebook: “Ladrones es lo que son”. En ese post con fecha del 14 de mayo, Julita explica que consumió un gigabyte de datos en menos de 48 horas sin bajar videos ni hacer nada inusual.
A inicios de la crisis del coronavirus se realizó en las redes sociales una fuerte campaña que exigía a la empresa estatal que bajara los precios de sus servicios, en especial los de internet. En tanto, a través de un tweet de su Presidente Ejecutiva, Mayra Arevich Marín, ETECSA pidió a sus usuarios ahorrar datos móviles para mantener servicios en tiempos de coronavirus.
La empresa aconsejó a sus clientes no utilizar “grandes volúmenes de datos en la red móvil” en momentos en que el tráfico se ha disparado en la Isla debido a la pandemia de COVID-19. Las quejas referentes al consumo de ese paquete de datos sobrepasaron las expectativas, sin embargo, casi ningún usuario recibió respuesta directa, mucho menos recuperó lo que “había perdido”.
Según datos de la Unión Internacional de Comunicaciones (UIT), correspondientes a finales de 2019 el 53,6% de la población mundial tiene acceso a internet, lo cual quiere decir que aún hay 3 mil 600 millones de personas que no cuentan con este servicio.
El tema del Día Mundial de la Sociedad de la Información y las Telecomunicaciones (WTISD) de este año es “Conectar 2030: TIC para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”. De manera que el énfasis está puesto en conectar a todas las personas del mundo. ¿ETECSA estará enterada de estas premisas que se defienden mundialmente?