La pandemia de la COVID-19 ha puesto al descubierto la gestión política que domina la Serie Nacional de Béisbol cubana, luego de que esta semana se ratificase el inicio del evento pese a los importantes brotes del virus en la isla y se publicase el nuevo reglamento del torneo.
Este miércoles, la Comisión Nacional de Béisbol informó un cambio en la locación de una de las subseries inaugurales entre Villa Clara y Ciego de Ávila, luego de que el municipio cabecera de esta última provincia se declarase en fase de transmisión autóctona limitada del nuevo coronavirus.
“De tal forma —explica un comunicado oficial del Inder— Villa Clara acogerá ambos juegos, sábado y domingo próximos, en el estadio Augusto César Sandino, en apego a la voluntad expresada en cuanto a la toma de decisiones que tributen a la preservación del evento en medio del complejo panorama impuesto por la pandemia.”
En medio de una preocupante situación sanitaria en las provincias centrales de Cuba, la imprudente Comisión Nacional, presidida por el ex dirigente partidista Ernesto Reinoso, obliga a casi medio centenar de personas a trasladarse de un territorio a otro para jugar béisbol en estadios vacíos.
Esta ni ninguna de las violaciones e imprudencias que se cometan en el transcurso de la serie será debidamente revelada, pues el pasado día 5 de septiembre fue dado a conocer el nuevo reglamento de la Serie que incluye, entre otras, una suerte de “ley mordaza” a los peloteros.
De acuerdo al documento al que ADNCUBA tuvo acceso, el Capítulo IV, relativo a las indisciplinas, comprende incisos tan ambiguos como el que anuncia como primera falta “Muy Grave” el “atentar contra los valores y principios del sistema deportivo cubano”.
Este apartado se encuentra en evidente discrepancia con las declaraciones del Presidente de la Federación Cubana de Béisbol, Higinio Vélez, cuando dijo que aceptarían de vuelta a peloteros que abandonaron la isla y fueron considerados en aquel momento como “traidores”, aunque hubiesen violado algunos de dichos “principios”.
Incluso, las declaraciones de Vélez se contraponen a las más recientes de Reinoso que aseguraba solo aceptar de vuelta a aquellos peloteros “que no hablaron mal” del régimen.
La dirección del béisbol en Cuba, de la cual ambos son los principales nombres, verá aún más cimentado su autoritarismo en la nueva serie.
El reglamento expone como falta muy grave el “denigrar públicamente o incumplir de manera deliberada disposiciones legales emanadas de las autoridades gubernamentales deportivas cubanas”.
Para garantizar que impere el relato oficialista del régimen, los peloteros y entrenadores de la Serie Nacional tienen la estricta obligación de hablar “solo con la prensa acreditada” por el Inder, a riesgo de sufrir severas sanciones si se demuestra su incumplimiento de este inciso.
“Cuba y el INDER han hablado de la inclusión, el regreso de los profesionales o emigrados, pero medidas como estas hacen pensar que los cambios vienen demorados”, señaló el destacado analista Francys Romero en sus redes recientemente.
“¿Prohibir a los jugadores dar declaraciones? Pues sí. Existe censura para los medios alternativos”, enfatizó el autor del libro “El Sueño y La Realidad”, sobre la emigración en el béisbol cubano.
En dos días arrancará la 60 Serie Nacional de Béisbol en Cuba, con dos zonas del país gravemente afectada por la COVID-19, estadios vacíos, personal en riesgo epidemiológico y una directiva represora amparada en un reglamento que amordaza a sus peloteros y entrenadores.