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Viejo mi querido viejo

Los ancianos en Cuba viven el abandono luego de sacrificarse y ser engañados por parte del régimen.

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Viejo mi querido viejo
Armando Tejuca | Viejo mi querido viejo

Actualizado: Thu, 09/07/2023 - 19:17


Antes, como jugando, cuando se llegaba a la edad que tienen los abuelos, uno decía: “Yo no estoy viejo, yo lo que estoy muy usado”.

Ahora no, viendo cómo los que han dejado de ser productivos, que casualmente fueron los que cortaron caña en la absurda zafra de los 10 millones, los que fueron al Escambray y a Girón para defender lo que era su sueño, pero resultaba un juego del Manganzón mayor, ya no tienen esperanzas, ya no saben vivir en esa isla que ahora es su enemiga. Hoy dicen: “Yo no estoy viejo, estoy desilusionado”. Y cansado, harto, hastiado, tirado al abandono.

Y usados. La llamada “revolución cubana”, en su imparable sucesión de disparates, algunos patrióticos o patrioteros y el resto inexplicables, nos ha usado a todos desde niños. De manera que, al llegar a la tercera edad es como si el cubano hubiera vivido trescientos años. Una inercia en el tren de la desdicha donde nunca amanece. Y en cada etapa piden más y más, y esa persona se va comprometiendo, entre el miedo y la esperanza, hasta que un día no tiene fuerzas para ninguna otra cosa más. Ni siquiera para saber qué quiere, o qué le falta.

Dicen que más sabe el Diablo por viejo que por Diablo. Pero el Diablo no resistiría vivir en Cuba y menos saber que se irá poniendo viejo, tristeza tras tristeza, desaliento tras desaliento. Hijos que se marchan, nietos que jamás gritarán jugando en la calle. La casa vacía, las paredes agrietadas y, sobre todo, la falta de amor.

Hoy los ancianos de la isla están completamente desamparados. A la crisis alimenticia se une la crisis de la vivienda y la de la medicina. Y para colmo de males, como un último martillazo en el clavo de sus vidas, vinieron, saltando alegremente, dos inmensos dislates: el reordenamiento y la bancarización, como si no bastaran otros como “los diez millones van”, “somos latino africanos”, “a convertir el revés en victoria”, “somos un hueso duro de roer”, Angola, Etiopía, marchas del pueblo combatiente y un largo etcétera. Que devolvieran a Elián González y a los cinco héroes, que van a envejecer en Cuba irremediablemente, parece un acto de profunda crueldad.

Todo el que se ha trepado en una tribuna en la isla, abrogándose el derecho a hacerlo, y creyéndose el Mesías, o por lo menos un dependiente de ese departamento celestial, ha prometido villas y Castillas. Ha hablado de los niños, del obrero, de la mujer, aunque luego no se respete lo que se dijo. Pero de los viejos no. De los ancianos que han soltado el alma bajo el sol creyéndose el cuento de la igualdad y del futuro, no se dice absolutamente nada. Nadita.

No sé a quién le van a hablar los dirigentes del futuro. A quiénes piensan que podrán dar esas tabarras penosas e insulsas, aburridas y repetidas sobre la conciencia y la continuidad, si la Cuba que les va quedando es una isla llena de personas envejecidas, sordos, con achaques y miles de problemas de salud, mala alimentación, pésima vista, y una especie de frustración que algunos se les revelará en forma de rabia y a otros de una tristeza infinita. Qué hicimos, se dirán llevándose las manos temblorosas y huesudas a la cabeza y al corazón. ¿Por qué ayudamos a construir esto que nos devora?

Ya está el aviso en el aire y no hay manera de frenarlo o revertirlo. Se arrancarán los pelos, esos que conforman la dictadura cubana, experta en crear de cada solución, un problema: “Para el año 2050 los especialistas esperan que las personas mayores de 60 años representen el 34,9% de la población cubana, lo que colocaría a la Isla como el país más envejecido de Latinoamérica”. Los desfiles en la Plaza, si acaso los hubiera, demorarán días.

Y no habrá memoria. No existirá quien cuente los recuerdos, los atesore y los narre a los que vendrán porque no vendrá nadie. Entre las ruinas de un país que desaparece y la obstinación de sus habitantes de más edad, todo se irá a bolina. Y quedará aquella piedra desolada y sucia en el cementerio de Santa Ifigenia, señalando al mayor culpable de la hecatombe.

Pero claro, los que siguen al frente del país en esa honorable misión de terminar de hundirlo, tienen a mano recursos retóricos para retorcer el cerebro de los que se preocupen por los viejos. Total, los viejos ya lo han dado todo, merecen nuestro más profundo respeto y agradecimiento, pero que no estorben. Y a fin de cuentas ¿qué los ha puesto viejos? El criminal bloqueo norteamericano. ¿Por qué pasan hambre y les faltan medicamentos? Eso es culpa de la CIA.

La dictadura tiene, además, para tapar jugadas y meter inquietudes bajo la alfombra, a un equipo de asesores y guatacas con post grado, encabezado por Pedro de la Hez y con miembros acostumbrados a ajar a las cloacas mundiales como Randy Alonso, el difunto Iroel Sánchez, Humbertico el cortico, y Michel Torres Corona, y con esa tropa que trepa se creen protegidos. Y no hay que negarlo, a veces hay esporádicas respuestas, para que el mundo vea que a los ancianos no se les deja en Cuba completamente al borde del camino. En la calle sí, pero es que la vida al aire libre es mucho más sana.

Un cubano de 90 años, llamado Salvador Ortega, vive en una cueva situada en el Alto del Indio, en el poblado de Las Bocas, ubicada en el municipio Tercer Frente, en la provincia de Santiago de Cuba. El partido de la provincia gestionó, con el Poder Popular, otorgarle la propiedad de la caverna, porque la revolución no deja desabrigado a ninguna persona.

A un anciano que denunció que el techo de su vivienda estaba a punto de desplomarse sobre su cabeza, el buró político del PCC le acaba de hacer entrega, en ceremonia oficial, con representantes de las milicias, tropas especiales y el cuerpo diplomático, de un hermoso casco de acero que usaron los heroicos soldados rusos durante la gran guerra patria.

"No es un secreto para nadie que Cuba es uno de los países más envejecidos de la región y para el 2050 se proyecta que será el segundo más envejecido del mundo, con prácticamente un tercio de la población cubana mayor de 60 años".

Por tanto, el gobierno de Cuba ha tomado medidas y está a punto de salir una ley que obliga a todos los habitantes del territorio nacional a quitarse 20 años de edad. Todos los cubanos tendrán que haber nacido después de 1970.

Así se llegará al futuro. Con esa resistencia creativa se va a construir el socialismo. Solo que los viejos de hoy, por suerte, no lo verán.