Camaradas, camadas, mascaradas y ramarcadas. También lumpen proletario, mafia de Miami, cubanos todos:
Es la hora. No sé exactamente qué hora es, pero ya es la hora, no diré eso tan ridículo de “es la hora de los hornos”, porque no somos panaderos, ni hacemos pizzas, y luego no hay gas o se va la luz y el horno no está para pastelitos. Es la hora de salir y luego entrar. La hora de alzar la voz y decir hasta aquí, que basta, que se acabó, y que nanay de la China (Por cierto: ¿Dónde estará la china?).
El pueblo ha dicho basta y ha salido a andar, a protestar, y cuando un pueblo viril llora, se hace viral. Pero esto demora (ellos quitan el internet, les da por salir de noche y en la oscuridad es muy difícil grabarlos). Y si a eso le sumas a las avispas, los “boinas negras”, los que discutieron con su mujer y tienen la galleta en la punta de los dedos y a los revolucionarios que hacen el plan de la calle, la confusión es mayúscula.
Esto no es un manifiesto, aunque manifieste lo que pienso.
Tampoco es pienso porque eso es lo que les echaban a los pollos cuando existían. Esto no es más que una convocatoria humana, porque después de todo, aunque escuchemos reguetón y le hayamos creído al Comandante en Jefe, somos humanos. Somos tan humanos que no soportábamos al gallego Fernández y ahora tampoco a Yusuam Palacios (“Yuyu Palazos”), ni a Díaz-Canel (¿Digo el otro apellido?).
En fin, que queremos evitar el derramamiento de sangre en Cuba, la lucha entre hermanos, porque ya bastante han dividido a la familia. Han separado a los cubanos entre los de allí y los de allá, de adentro y de afuera, los que recargan y los recargados.
Y yo, por eso, me recargo en la madre de todos los generales, coroneles y personal de Gaesa, dirigentes nacionales, provinciales, municipales y locales de organizaciones políticas y de masas como el Combinado Cárnico, porque ahí sí hay masas que las otras masas no ven.
En fin, al grano (no le den el grano a Acopio, porque el pueblo no comerá jamás arroz, ni maíz): con esta oratoria quiero convocar a todo el que tenga buen corazón, e incluso a los que lo tienen malo o regular, o con un bypass, a donar un medicamento que en esta hora de los hornos (y ya lo solté, era inevitable) es esencial, y más que esencial, indispensable y necesario. Y más que necesario, se necesita porque en la isla está en falta ¿Y qué es lo que falta en Cuba? Libertad, libertad, libertad. Pero también peptobismol*.
¿Y para que queremos peptobismol? Para trancar, no solamente el dominó, tú 5-9, yo doble 2, sino para evitar males mayores. Y vuelvo a recargarme en la progenitora de generales, coroneles y mayores, capitanes, primeros tenientes, sargentos y cabos. Porque cabo de la guardia siento un tiro, ¡ay!, estoy herido. Y cabo apagado no llega a sargento si no sale del cenicero.
Queremos evitar un enfrentamiento de frente entre cubanos de allá y del más allá, una guerra fratricida, que suele convertirse en pesticida. Y ahora que ese sujeto gordo y narizón de la guayabera sintió que se le aflojaban los intestinos, es necesario pararle la disentería, porque él odia a los que disienten (pero padecen), y si no toda la isla se inundará de aguas albañales de esas que huelen peor que los albañiles después de 8 horas de trabajo.
En fin, que no queremos ríos de detritus por las calles. Que ya abunden en los pasillos del comité central, basta, pero que queden allí contenidas.
Y si sobra peptobismol, que lo repartan a la policía y a las tropas especiales. Porque a lo mejor ahora el pueblo los ve guapitos y echaditos palante, entusiasmados y alterofilios, combativos y abusadores. Pero eso se acaba. Y cuando se les conecte la neurona que les queda y sientan el rumor del pueblo que les parte pa´ rriba, buscando alguna guásima para que cojan aire, la caca será cacofónica.
Lea también
Por eso queremos poner el parche antes de que salga el grano (¿a qué institución no le debemos dar el grano? Marque con una cruz la opción correcta:
A) Al PCC
B) A Acopio
C) Al Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos.
Lo que se precisa dar es peptobismol, para evitar trastornos sociales y estomacales. Debemos organizar estos envíos para que le lleguen al destinatario sin que la aduana lucre con este medicamento, o que Gaesa comience a servirlo en los hoteles mezclado con whisky. Algunas organizaciones que pudieran llamarse Amigos del Peptobismol o Ayuda a Trancar el Estómago al que se cree Presidente. Pudiera haber una oficina central, que podría conocerse como Oficina de Recepción de Peptobismol para el Sing... (OFREPSIN por sus siglas).
Y hacer publicidad de que esto no es una agresión al pueblo de Cuba, sino una ayuda solidaria para evitar cacas mayores. Porque la temblequera pica y se extiende, y cuando se arme la cagástrofe, todos los dirigentes mayores y menores estarán yendo al baño constantemente.
Por eso, la segunda parte de este auxilio peptobismolesco sería el envío de inodoros portátiles, tibores y pampers, para que en cada patrulla policial haya al menos uno.
Ya veo los afiches con diseños creativos, en rosado, que es el color del futuro de la dictadura, apuntalada humanitariamente por las toneladas de peptobismol de los envíos.
Un fondo rosado y un tibor, a babor o estribor, pero un tibor que flote. Y un lema, una consigna, una frase que quede para siempre en nuestra historia: “Peptobismol con cariño y con amol”.
Y el que sobre, que se reparta en provincias. Porque ya saben cómo se ponen los secretarios del Partido cuando no les llegan órdenes de Palacio porque la mierda los tiene hasta el cuello.
* Pepto-Bismol: nombre comercial del subsalicilato de bismuto, medicamento usado para el tratamiento de la indigestión, el malestar estomacal, la diarrea y otros malestares del tracto gastrointestinal. Comúnmente se le conoce como «bismuto rosa» (Nota del editor).
Portada: Ilustración de Armando Tejuca/ ADN Cuba