Para el cubano el COVID-19 es un juego de atari 

"¿Qué pandemia puede ser peor que esta que hemos soportado por 60 años?", se pregunta un vecino de Jaimanitas, en La Habana.
Coronavirus en Cuba
 

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El nuevo coronavirus que azota el planeta, declarado por la OMS pandemia mundial, en Cuba se ha tomado con espíritu deportivo. Rogelio, un vecino de Jaimanitas, asegura que es un juguete en manos de los cubanos.

“¿Qué pandemia puede ser peor que esta que hemos soportado por 60 años? Y sin embargo vivimos. El COVID-19 es como un trompo en las manos de un niño. A divertirse se ha dicho”. 

Rogelio abunda en su tesis: “Nunca en Cuba se ha bebido tanto como en esta pandemia: toneladas de ron y cerveza. A tutiplén. Tengo dos primos, desde el 13 de marzo cuando Cuba se declaró en emergencia no han parado de beber. Otro dato: En todas las casas, los niños están de vacaciones eternas, como si vivieran un sueño de hadas. El sol los sorprende al amanecer frente sus juegos videos. Muchos han terminado todos los niveles”. 

“Hasta Mortal Kombat, que en mis tiempos se decía no tenía fin, no hay un pequeño de Jaimanitas que no lo haya pasado. En la televisión están retransmitiendo los Friends. Cuba cogió esa serie en el satélite cuando iba por la tercera temporada, ahora que la vemos desde el inicio, sabemos cómo comenzó el enredo”.

Otro vecino de Jaimanitas que apoya a Rogelio sobre los cubanos y el COVID-19, es Tony El Rasta, quien desde el primer día tuvo mucha certeza sobre el virus surgido en China y estaba convencido de que era un nuevo juego.

“Me reí de los que cogieron obsesión por lavarse las manos. De los que corrían con los galones de hipoclorito para sus casas. De la colchita en la puerta y del pomito. De los que se saludaban con los codos y los que dormían con el nasobuco puesto. Me reí de mí mismo, cuando me vi guardando el metro y medio de distancia en la cola del pan. Ha sido una risa de principio a fin esta locura por no contagiarse”.   

“Al principio lo compararon con la peste bubónica”, dice El Rasta, “que se llevó a 30 millones. Pero mira tú, en Cuba está controlado. Hay un rebrote por aquí, una fiesta por allá,  hacen cierres, pero ya casi nadie muere de eso. El cubano al final se ríe, aunque el doctor Durán diga con esa voz bajita de miedo, que la cosa puede empeorar y poner a la gente a correr”.    

El Rasta asegura que el cubano está listo para lidiar con cualquier crisis. Y que incluso se ríe en la contienda. Ha tratado de irse muchas veces en balsa, para Estados Unidos, pero siempre lo cogen. La última vez, después de varios días remando contra un mar furioso, se les acabó el agua, la comida, las fuerzas.

“Alexis El Gato y Maykel, del reparto Flores, cayeron al agua y se ahogaron. Al otro día nos interceptó un guardacostas americano. Nos llevaron al buque madre, donde estuvimos cinco días”.   

El buque madre acopia balseros interceptados por los guardacostas en el mar, que luego devuelve a Cuba por la bahía de Cabañas.

“En el buque madre nos atendió un médico. Nos bañamos. Nos entregaron ropa nueva. El buque estaba recién pintado. A través de los cristales se veían oficiales y marineros americanos en sus tareas. Había un radar blanco, que giraba. Nos trajeron frijoles, pan y yogurt. Nos dieron mantas y nos llevaron a dormir a cubierta”.

El Rasta recuerda que pasaban cayos, alumbrados por el reflector del buque y a veces imaginaba ver entre los mangles a cubanos náufragos, luchando por salvarse. Pero miraba bien y eran solo las sombras del agua distorsionada por la  luz.  

“Recuerdo que me acosté a dormir sobre una señalización para aterrizaje de helicópteros y me pareció una buena señal. Comencé a reír, sin parar, como un demente. Por la suerte de estar vivo y regresar a casa, con mi hija. Después de experiencias como estas comprenderás que la pandemia es un problema de cuarta”.

Escrito por Francisco Correa

Francisco Correa Romero. Guantánamo 1963. Escritor y periodista. Ganó los concursos nacionales de cuento Regino E. Boti, Tomás Savigñón y Ernest Hemingway, además de varios premios internacionales por sus crónicas y reportajes. En 2010 obtiene premio de ensayo sobre Liberalismo en Cuba y en 2011 la editorial Latin Heritage Foundation publica su novela Pagar para Ver. En 2012 obtiene el premio Novelas de Gavetas Franz Kafka con "Larga es la noche".

 

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