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Manda cohete!

En la Cuba de hoy no hay café, ni arroz, ni papas, ni petróleo, y ahorita, por no haber, no habrá ni gente, pero hay militares

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Ilustración
Armando Tejuca | Ilustración

Actualizado: Tue, 12/26/2023 - 12:17

Los militares, la gente más inútil del mundo cuando solamente están preparados para la guerra, se preocupan más que nadie por su pueblo. Por eso hay pueblos que desean no tener militares, o tenerlos lo más lejos posible, para que no se preocupen por el pueblo. Y porque ponen nerviosos a todos con su majomía de la guerra. Mientras, porque nunca llega la guerra, viven mejor que cualquiera soñando con batallas y medallitas.

En la Cuba de hoy no hay café, ni arroz, ni papas, ni petróleo, y ahorita, por no haber, no habrá ni gente, pero hay militares. El azúcar, otrora renglón casi principal de nuestra economía, hay que comprársela hoy a otros países del área. Los chícharos se adquieren en Canadá cuando se descongelan. Pero tampoco hay dinero, y el poquito que hay, o el que pudieran prestarle a Cuba los ingenuos, quieren invertirlo ahora comprándole cohetes a Bielorrusia. Cohetes que tienen un alcance de 300 kilómetros. Ellos, los militares y los del gobierno, cuyo alcance llega a la punta de sus narices, con excepción de Díaz-Canel, que posee un apéndice nasal impresionante, pero que tampoco puede ver tan lejos.

¿Y para qué querría un país como Cuba cohetes bielorrusos en lugar de latas de conservas u otro objeto que se pudiera lanzar a 300 kilómetros, pero que sirven también para comérselo? Eso solamente se encuentra en esa recóndita y endemoniada verruga que tienen los generales y los coroneles donde Dios o la naturaleza puso a otros el cerebro.

Y, como siempre, el pueblo está ajeno a esto. Cuando se entera, porque el partido comunista y los militares quieren que se entere, le suben la bilirrubina patriótica y le añaden la levadura del miedo, diciéndole que es para mantener a raya al enemigo, que es una carta de triunfo, un as en la manga, un elemento para impresionar y evitar que se lancen.

Es absurdo, porque el enemigo hace mucho que no es enemigo, o tal vez nunca lo fue. Y cada día en el lugar donde se supone que está el enemigo, viven más cubanos, familiares de los que temen al enemigo. Esos cubanos de este lado, a quienes probablemente le caigan encima los cohetes bielorrusos que los militares quieren adquirir para combatir al enemigo, son quienes mandan las remesas y recargan los teléfonos del pueblo cautivo a quien engañan y seguirán estafando los militares y el partido comunista, toda una legión de vagos sinvergüenzas que necesitan hacer eso para sobrevivir o vivir bien.

Hay que escarbar un poco para encontrar la verdad sobre ese armamento estratégico en el que Cuba quiere gastar el anémico presupuesto que tiene ahora mismo, en lugar de desarrollar alguna industria o modernizar su red eléctrica. La prensa dice esto: “¿Cómo son los cohetes que quiere comprar el régimen cubano? Esta arma ha sido desarrollada por la Planta de Electromecánica de Precisión de Bielorrusia, una empresa estatal de defensa especializada, entre otras cosas, en la elaboración y la producción de artillería y municiones modernas”.

Qué horror. Cuántos disparates juntos. ¿Qué hará el régimen cubano, tan impreciso, con un arma de precisión? ¿Quién necesita más artillería después que el cubano ha sido ametrallado, bombardeado, rociado sin misericordia por todos los babosos que se han aferrado al poder, empezando por el loco de Birán, Fidel Castro, un hombre que quiso entrar en el libro Guinnes de los récords como el ser inhumano que más tiempo podía estar hablando de pie y sin orinar?

Es necesario analizar algunos datos para que nos demos cuenta de que, si no es un derroche más del desgobierno de la isla, es, como mínimo, otro dislate en la larga lista de estupideces en la historia desde 1959, el año en el que Cuba dejó de ser un país normal, perdón, un país. He aquí otra información: "Cuba estaría interesada en los suministros de armamento bielorruso, incluidas lanzaderas de misiles Polonez, con un alcance de hasta 300 kilómetros".

Así que los cohetes son misiles y llevan lanzaderas con ese nombre tan polonio o polaco: Polonez. Así los militares cubanos podrían presumir en los círculos enfermizos donde los valientes guerreros se reúnen con otros: ¿Vieron? Nosotros no tenemos ya esa bazofia de misiles RH-4, ni Katiushkas o MX-25. Ahora usamos Polonez, el misil del hombre moderno.

En el fondo hay una especie de nostalgia de los años 60, cuando el Delirante en jefe estuvo a un pelo de desatar una guerra atómica porque los soviéticos, irresponsablemente, pusieron en sus manos aquellos misiles que apuntaban al norte. Los acomplejados de la dictadura, que cada día respiran el incienso de las tristes cenizas de Fidel Castro, parecen tener guardada la derrota del desmantelamiento de aquel armamento tras el escándalo que se desató en la llamada “Crisis de octubre”. (Cuba tiene también el penoso récord de haber extendido las crisis a todos los meses del año)

Pero la información sigue, pica y se extiende: “El armamento que el régimen cubano quiere comprarle a Bielorrusia puede dirigirse contra sus objetivos a velocidades de 2.500 KM/H”. Aquí uno se pregunta algunas cosas: ¿Saben que, cuando se habla de “objetivos” están hablando de la parte de la familia que ha logrado una vida mejor porque se fue de allí, y que por eso puede ayudar a los que quedaron trabados allá? Y otra: ¿Para qué necesita la isla esas velocidades si siempre ha sido lenta en todo? Lo único que ha alcanzado verdadera velocidad ha sido el deterioro alcanzado. Pero sigamos con la noticia: "Con su alta velocidad, combinada con una pequeña superficie reflectante, son extremadamente difíciles de interceptar por los sistemas de defensa antiaérea".

¿Reflectante? ¿Pequeña superficie? Todo ese lenguaje especializado, que parece científico, preciso y hasta avanzado, habla en el fondo, de muerte y destrucción, nunca de desarrollo y conservación. Los guerreros destruyen, nunca lo contrario. Pero aquí viene otro detalle que nos dice por qué es absurda la elección de Cuba con las ofertas bielorrusas: “El sistema Polonez está montado sobre el chasis pesado de alta movilidad MZKT-7930 fabricado en la Planta de Tractores de Ruedas de Minsk. Casualmente, el primer ministro del régimen cubano, Manuel Marrero, visitó hace poco esa fábrica”.

Ahí va el paquete completo. “Shrek” Marrero, coronel en sí y en no, visitó el lugar donde se hacen los Polonez, pero donde también fabrican tractores que pudieran ayudar a salvar la agricultura cubana. Pero Cuba no quiere tractores, quiere misiles con lanzaderas Polonez.

La suerte está echada. Ahora el mundo pudiera entender la realidad de nuestra isla. Entre la vida y la muerte ¿adivinen qué escogen Raulito Castro y su muñecón Díaz-Canel? Pues sí, eso mismo. Qué más les da.