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Mañana me voy... ¿Pa´ Sibanicú? Naaaaaa.

Antes, cuando se cerraba un cine o un local público, se colocaba un aviso que informaba el qué y el por qué. Un sencillo cartel que rezaba: “Cerrado por reformas”.

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La contingencia
Armando Tejuca | La contingencia

Actualizado: Tue, 10/03/2023 - 10:58

En Cuba no, esa es una palabra a la que teme el poder: reformas. Por eso han desarrollado todo un lenguaje paralelo que no dice nada o que informa sin precisar, describe sin aclarar y dice sin que se entienda. En la isla, a los sufrimientos, a las idioteces y al sin vivir, el gobierno les pone siempre otros nombres. Algo así como “contingencia”, como una vez fuera el “período especial en tiempos de paz”, para referirse a la hambruna provocada por las indetenibles estupideces de Fidel Castro.

Al hambre la han bautizado como “situación coyuntural”, y al abandono de toda esperanza, “tensa situación”. No habrá cuadros capacitados ni dirigentes con dos dedos de frente, pero la isla está llena de poetas. Y esto viene de antes, de cuando el Delirante en jefe adquirió la costumbre de bautizar cada año con un nombre metafórico que no había quien se lo metiera porque era simplemente una metatranca: “Año del esfuerzo decisivo”, “Año de la planificación”, “Año de la productividad” o “Año de la Revolución Victoriosa en el Nuevo Milenio”. 

Incluso el actual presidente, Puesto a Dedo o Vito Manué, a quien la chusma llama Chespier, que maneja un inglés de “estrai guán y de guán tú, trí”, saca del fondo de su baúl (no de Raúl) unas metáforas y unos símiles bastante disímiles: “Resistencia creativa” al invento para no morir de inanición o “Soberanía alimentaria” cuando no hay ni un boniato en veinte kilómetros a la redonda. Pura poesía, de la mala, versos satánicos y falacias metafóricas.

Es como una regla para evadir la verdad. Se dan golpes en el pecho para mostrar que hay sinceridad en lo que dicen, pero es puro histrionismo. La verdad no aparece por ninguna parte (la puede utilizar el enemigo, han dicho siempre). Y, cuando hay un atisbo de ella, viene más maquillada que vieja vedette en cabaret. Hay que ver que, cuando admiten algo, o viene convoyado con la culpa al enemigo o está adornado con sustantivos y adjetivos que ya decían los antiguos cosacos en la estepa: victorioso, gesta, invencibles, fortaleza ideológica o hazaña del pueblo en lugar de lasaña para el pueblo.

Ahora que se escuchan voces que alertan del naufragio, cuando te van a anunciar el final de todo, la oscuridad total y el hundimiento irremediable, tienen la desvergüenza de tensar la lira y echar mano a lo metafórico, Homeros con plumero, como ha hecho uno de los mayores responsables, el titular de Economía Gil Fernández, que dijo: "Va a haber una disminución de algunas actividades, porque hay que priorizar otras". Mira que decirle “disminución de actividades” a no comer en tres o cuatro días!

El gobierno cubano ha tenido que aclarar y desmentir que el argumento del filme “La luz que agoniza” trata la problemática actual de la isla. “Cuba no va a estar apagada”, dice el ministro de Energía y Minas, como si pensara darse candela él mismo para alumbrar ciertos barrios. De todas maneras, lo de la canasta básica familiar no preocupa tanto. Adelgazar es saludable y, a fin de cuentas, nadie notará nada, porque los cubanos no se podrán ver en medio de los apagones. A menos que se acerque el ministro de Energía y Minas envuelto en llamas y energías.

Otra metáfora hermosa y cómica es la de que Fidel vive, que no es pura poesía, sino que justifica la repetición del disparate que pasa de mano en mano y se convierte en tradición. En esa línea, Cuba se ha convertido desde el mismo enero de 1959 en el templo intocable del disparate y cuenta actualmente con una cantera inagotable de dirigentes incapaces que pudieran hundir las economías más sólidas y quebrar las democracias más sólidas. En vez de exportar médicos y maestros, la república socialista debería explotar su inagotable yacimiento de idiotas como parte del arsenal que pudiera utilizar un país para destruir a sus más encarnizados enemigos.

La mente creativa de los dirigentes solamente es superada por la imaginación de los redactores de prensa. El periódico oficial de Las Tunas dedicó un texto a la idea de la "soberanía alimentaria" y puso como ejemplo "el tomate de árbol, con el que se hace un excelente puré para sazonar los alimentos, y la caña fístula, cuyas vainas se convierten en una bebida muy nutritiva, rica en vitaminas". Habrá que ver cuál de ellos será el valiente que permita que le introduzcan un supositorio de bambú o que lo embadurnen en pasta de moringa para repeler las picadas de chinches y piojos.

Ese mismo libelo llamado periódico arma un catálogo bastante repulsivo de los alimentos no tradicionales que le brinda la naturaleza al cubano: “También hay corojos, difíciles de procesar, pero muy sabrosos. Y cerca de los cauces de agua y en los caminos rurales aparece la guinda o tamarindo chino, como le dicen en otros lugares del Archipiélago"... "Además, en el territorio tunero están la flor de Jamaica, el bledo, la verdolaga, varios tipos de cactus y el guapén o árbol del pan, con sus muchísimos usos como sustituto de varias viandas”.

Ante la perspectiva de perder los pocos dientes que le quedan masticando corojo o intentando encontrar algún encanto al bledo, mi primo Diógenes arrancó a caminar desde Baracoa, la ciudad primada, hacia el occidente de la isla, en lo que él cree que es una marcha de indocumentados y posibles emigrantes y el partido comunista califica ya como “tercera invasión de Oriente a Occidente”. Lo cierto es que se le han ido sumando ciudadanos que comparten sus mismas ideas y temores y que están decididos a entrar en el primer aeropuerto que encuentren que ofrezca vuelos a Nicaragua. Mi primo dice no creer en las “bondades” de esos nuevos inventos y no transigirá hasta ver a los miembros del Buró Político alimentándose en un restaurante que se llame “El corojo” o “La verdolaga revolucionaria”.

De seguro a muchas lumbreras de esos que dirigen o creen dirigir el país o sus provincias les ha pasado por eso que creen que es cabeza que uno de los renglones económicos más importantes es la exportación de cubanos, y no están muy errados, aunque muchos sí anden herrados.

A oscuras, sin transporte, sin alimentos ni medicinas, muchos cubanos miran hacia el espacio cósmico y piden la abducción a los extraterrestres. Es mejor un universo desconocido, con poco oxígeno, en el que se pueda comer, aunque se respire poco. Allá arriba no hay policías ni dirigentes. 

Mientras, el marciano mayor, Miguel Díaz- Canel, tan gris como la materia que no tiene en el cráneo, no cesa su campaña para culpar al enemigo de los errores que ha heredado de su padre putativo, Fidel Castro. Ahora pretende que los Estados Unidos desmantelen la base naval de Guantánamo y la devuelvan a Cuba. Sería un crimen. Ese punto geográfico es de los poquísimos donde hay luz y desayunos, almuerzos y comidas.