Vocero del régimen sugiere que Marco Rubio quería ser presidente de Cuba

El periodista del diario Juventud Rebelde calificó de "senador gusano" y "ladinoamericano" al congresista de Florida y miembro del Partido Republicano
Marco Rubio
 

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Con un término ofensivo, “senador gusano americano”, se refirió un vocero del régimen al congresista de origen cubano Marco Rubio, en una columna publicada en el periódico oficialista Juventud Rebelde para criticar los supuestos anhelos del político por la silla presidencial cuando la isla cambie de régimen. 

“Cuentan las sagas republicanas (…) que, de niño, el senador gusano americano Marco Rubio entornaba los ojitos y le decía a su abuelo que un día derrocaría a Fidel Castro y se convertiría en presidente de Cuba”, aseguró Enrique Milanés León. 

Según el columnista, Rubio es de origen “ladinoamericano”, porque en su familia “el cambio de casacas y hasta el vínculo con el narco y las mafias no es ninguna novedad. Rubio entendió muy temprano que su mejor camino al ascenso era complicar la existencia a los cubanos y emprender la vieja ‘cruzada’ contra el comunismo”.

El senador por el estado de Florida ha sido partícipe de políticas execrables: “Rubio promovió la confrontación bilateral en torno a los supuestos ‘ataques acústicos’ [contra diplomáticos estadounidenses en La Habana], además de empujar y pujar por la activación plena de la Ley Helms-Burton y por la cancelación del acuerdo de la Federación Cubana de Béisbol con la MLB”.  

“Ahora que su poder ha aumentado y Cuba fue colocada en una lista de naciones que no ayudan a Washington en la ‘lucha’ contra el terrorismo, debe recordarse la perreta del senador cuando en 2015 nuestra patria era retirada de una relación muy parecida”. 

Milanés considera que nada bueno debe esperar Cuba y la “Revolución” de las actividades políticas del senador Rubio. Su nombramiento para el Comité Selecto de Inteligencia del Senado, en sustitución del senador Richard Burr, es una desgracia, “peor el remedio que la enfermedad”.

Pero la “Revolución” no debería sentirse triste ni creer que Marco Rubio es un peligro para el sistema, porque desde su tumba pétrea en Santiago, el Comandante en Jefe sigue vigilante, para que ningún Marco Rubio se haga con la presidencia de una Cuba republicana y democrática. 

Así lo prueban las líneas finales de su texto: “menos mal que, a la hora cero, del lado de acá tenemos al gladiador sin derrota que baja fiebres similares y, cuando haga falta, saldrá de la piedra para convertirse, en manos de cualquier niño, en una pedrada contra el intruso”.

Marco Rubio (Miami, 28 de mayo de 1971) es miembro del Senado desde 2010. Aspiró sin éxito a la candidatura del Partido Republicano para las elecciones de 2016. Desde su asiento en la cámara alta, Contribuye a los esfuerzos de la administración Trump para endurecer las sanciones económicas contra Venezuela, Cuba y Nicaragua.

 

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