La familia Baeza, de Jaimanitas, se caracterizó siempre por ser muy unida y enfrentar los peligros. Hoy atraviesa una época de crisis y de división entre sus miembros. René, el hijo menor, cuenta para ADN Cuba la historia del desastre:
“Todo comenzó cuando mi hermano mayor regresó de Ecuador, luego de cuatro años de misión internacionalista. Al llegar a la casa y vio al Cuy que tenemos de mascota, se le hizo la boca agua, porque dijo que en Ecuador era muy común comerlos el fin de semana, asado en parilla. Le dijimos que ¡ni loco! Rudy era la mascota de la familia y lo habíamos criado desde que era un bebé. Pero él siguió con la tonadilla de lo delicioso que resultaba con zanahorias y espinacas”.
“El Cuy es de mi hermana Naty”, añade Rene. “Le puso de nombre Rudy por su novio. Va a cumplir cuatro años en junio y pesa cuatro libras. Come hierba una enormidad y ahí está el problema, porque tengo que zancajearla por todo el pueblo y la hierba está escasa. Últimamente se ha desatado una furia de criar animales para el sustento. Hay mucha gente cortando hierba para conejos, chivos y carneros. Una plaga que arrasa con el pasto”.
La búsqueda de la hierba del Cuy se ha vuelto un vasallaje para Rene, que trabaja de custodio en una casa de extranjeros y necesita dormir la mañana después de la guardia.
“Ese día le corresponde buscarle la hierba a mi hermano, el de Ecuador, que se niega porque dice que es un martirio encontrarla, y es verdad. Aunque te levantes temprano ya hay otro que llegó primero, con su chivo o su carnero, a comer, y hasta se ponen bravos si te les acercas. El colmo: los descampados donde hay buena hierba tienen dueño. Tengo que raspar un poquito de hierba por aquí y otro poquito por allá… pero Rudy siempre tiene hambre. Es un trapiche”.
“El otro día en el almuerzo solo había arroz, pan y chícharos, y era domingo. Mi hermano se desesperó, dijo que esto no era vida y perdió la paciencia. Cogió a Rudy por el cuello y tuvimos que quitárselo a la fuerza. Eso ocurrió hace 15 días, desde entonces no nos habla. Naty mi hermana quedó traumatizada con el hecho y casi no duerme. Tenemos a Rudy escondido en una caja en el closet del cuarto y los sacamos solo a coger sol, pero acunado en el hombro de alguien y no lo dejamos solo un instante”.
El problema de los Baeza se acrecentó esta semana, con la llegada a la patria de la hermana mayor, también proveniente de una misión internacionalista, pero en Venezuela. Reconoció que comió Cuy muchas veces en Caracas, donde la crisis alimentaria también apremia.
“Sentada en la sala con su cara fresca disertó sobre el mejor método de preparación del Cuy y de la exquisitez de su carne, superior al conejo y al pollo y jugosa como el cerdo. Le echaba ojeadas a Rudy de una manera que no nos gustaron. En una ocasión, que describió una receta, pareció que veía a Rudy abierto en canal en la parrilla, adornado de espinacas”.
“Mi hermana está haciendo cola de hasta tres horas para comprar pollo, dice que hará las colas que sean porque va a salvar a Rudy a toda costa del canibalismo que trajeron sus hermanos de otras tierras”.