Un “Guaidó cubano” quiere arreglar el edificio

Al joven Alejandro Arias lo llaman en el barrio “el Guaidó cubano”, por su conducta vertical contra lo mal hecho. El edificio donde vive se cae a pedazos, y esa es ahora su lucha
El activista Alejandro Arias muestra las grietas en el techo del edificio. /Foto: Yunia Figueredo. ADN CUBA
 

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Al joven Alejandro Arias lo llaman en el barrio “el Guaidó cubano”, por su conducta vertical contra lo mal hecho, y por ser un miembro activo de la sociedad civil pro democrática en la Isla. Pero Alejandro vive en condiciones de riesgo, no solo por el hostigamiento de la policía política contra su activismo, también porque su vivienda está en mal estado, con peligro de derrumbe.

Situada en Línea y G, un lugar céntrico del Vedado, esta edificación de tres plantas fue construida en 1919 y era propiedad de una española rica. La propiedad fue intervenida tras la revolución de 1959 y entregada a 10  familias pobres. Pero los nuevos propietarios no han podido mantener el edificio en buenas condiciones.

Estamos en una situación muy difícil con las filtraciones y las caídas de pedazos del techo— relata  Alejandro mientras muestra a ADN CUBA el inmueble de cien años. Hay comején en las maderas y el óxido en la armadura de acero que sostiene la estructura: “hemos reclamado al Partido y al Poder Popular del municipio Plaza, pero no han acometido la reparación solicitada”.

Pintaron el frente, porque da directamente a Línea y maquillaron la fachada, pero a nuestras reclamaciones solo han respondido con un metro [cúbico] de arena y una bolsa de cemento, ¿qué se puede hacer con eso? Volvimos a reclamar y entonces mandaron dos albañiles, un par de vagos que se pasaban el día entero esperando un vagón que nunca llegó, y tramando como llevarse la arena; les dijimos que se fueran. Pensamos reclamar nuevamente, que nos den subsidios para nosotros hacer la reparación, porque con el precio de los materiales no podemos hacerlo con nuestros propios medios”.

Desde la acera, el edificio donde vive Alejandro con su esposa y sus dos hijos se nota diferente al de sus vecinos. A la derecha, otra edificación de tres plantas, construida también en 1919, muestra todo el glamour de la clase media, y a la izquierda la majestuosa biblioteca de Casas de las Américas, recientemente remodelada.

 

 

Esa fue la casa del presidente Menocal, luego en 1959 fue convertida en embajada, ahora es la biblioteca de ‘Casa’, ahí no faltó un solo recurso para la ejecución constructiva, en cambio los pobres estamos recibiendo el cemento directamente del techo…, y tenemos que dormir con un ojo abierto”.

En el apartamento de los bajos vive Miriam, una vecina que pensaba que la reconstrucción del edificio estaría a cargo de Eusebio Leal, dice que la infartaron los dos albañiles que enviaron.

Estaban llevándose la arena en una mochila, nos decían que esperaban la carretilla y una pala, pero al cuarto día la arena había bajado tanto que decidimos que se largaran. Todas las familias nos vamos a unir en una sola voz”.

En la puerta de enfrente vive un anciano, que en los primeros años de la revolución fue escolta del Comandante en Jefe. Miriam asegura que ahora el hombre “se ha virado”.

Habla mal de esto a trocha y mocha, pero no con extraños. Dice que ahora fue que comprendió que ‘esto’ no sirve, cuando le cayó un pedazo de placa en la cabeza”.

El ex militar propuso a Alejandro como la voz de las 10 familias, para reclamar al Estado los medios para arreglar el edificio.


Alejandro Árias. /Foto. Cortesía
Alejandro Árias. /Foto. Cortesía

Tiene temple de líder y de gente de pueblo y hasta se parece a Guaidó, aunque las condiciones son distintas que las del venezolano, mira a Alejandro cómo vive, en este edificio que se cae a pedazos y seguido a todas partes, a la bodega, a la panadería y hasta el puesto de viandas, para ver qué hace y qué dice. Ojalá triunfe, aunque sea en esta batalla por arreglar el edificio”.

 

 

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