El régimen cubano, desesperado, anunció que ya está en busca de un nuevo proveedor de gas licuado, tras las sanciones impuestas por el gobierno estadounidense.
En entrevista con Juventud Rebelde, el jefe de Combustibles Domésticos de Cupet, Lucilo Sánchez Aquino, dijo que, para mediados de febrero, se espera un incremento de las entregas de gas licuado a la población y al sector estatal.
Sánchez Aquino tuvo que reconocer que salieron a buscar el suministro de gas licuado desde otros proveedores y áreas geográficas.
"Estamos tomando todas las medidas para poder lograr un contrato a término y con todas las garantías, que permita restablecer el servicio. No obstante, solicitamos una vez más a la población que aplique todas las medidas de ahorro en sus casas, para tener un mínimo de afectaciones", concluyó.
Desde enero, el gobierno anunció que sufre dificultades para importar gas licuado de petróleo (GLP) y solo podrá garantizar el suministro a los centros que prestan servicios básicos a la población.
Una nota suscrita por la empresa estatal Cubapetróleo (Cupet) y el Ministerio de Energía y Minas (Miem) refiere que los inventarios existentes actualmente en la isla "no cubren el consumo, por lo que han existido afectaciones" en la venta de GLP.
En ese sentido, indica que se informará a través de los puntos de venta de gas licuado de "las medidas de reducción del consumo que se aplicarán hasta tanto exista un suministro estable" al país y exhorta a la población a adoptar medidas de "ahorro y el uso eficiente" de ese producto.
Cupet y el Miem explican que la compañía cubana Corporación Panamericana S.A. tenía contratado el suministro de gas licuado del petróleo, pero los proveedores se negaron a realizar las entregas planificadas para finales de diciembre de 2019 e inicios de enero.
El pasado 11 de septiembre el gobernante cubano, Miguel Díaz-Canel, anunció que el país se enfrentaba a una complicada situación energética "coyuntural" porque había dejado de recibir petróleo temporalmente debido a las presiones de EEUU a las navieras para evitar la llegada de combustible a Cuba en represalia por su apoyo a Venezuela, su principal proveedor.
Esa situación afectó particularmente al combustible diésel y ante esa circunstancia el Gobierno de la isla dispuso una serie de "medidas de ajuste y ahorro" que impactaron especialmente a los servicios del transporte público.