El Mercado de Cuatro Caminos reabrió sus puertas en La Habana tras una apertura oficial bien movida y aparatosa el sábado, en la que cientos de capitalinos terminaron tomándolo por asalto, desesperados por saciar sus ansias de consumo reprimidas, entre gritos y pitazos de la policía, llamada al lugar para calmar los ánimos.
Entre las medidas que tomaron las autoridades para evitar un nuevo incidente, está la de regular la cantidad de productos por consumidor, informó la Agencia Cubana de Noticias (ACN). Los regulados figuran entre los productos más cotizados por la población: puré de tomate, cerveza nacional e importada, refrescos de lata y pomo, jabones, jugos, equipos electrodomésticos y otros útiles del hogar.
La otra medida no debería asombrar a nadie: decenas de uniformados, dentro y fuera del establecimiento, que velarán por el orden público.
Ania Peralta de Armas, gerente general de la institución, declaró a la ACN que el centro se recuperó de los daños, valorados en 7000 dólares, en apenas 48 horas. Peralta enfatizó en declaraciones a la noticiosa oficialista que los trabajadores se esfuerzan por dar una buena imagen y cumplir con su deber, luego de un inicio tan poco halagüeño.
El domingo 16 de noviembre la dirección del Mercado dio a conocer en un escueto comunicado que cerraba las instalaciones por masividad de público, mientras las redes daban a conocer las imágenes del caos, que la malicia popular bautizó como “la batalla de Cuatro Caminos".
Aparentemente las autoridades se apresuraron a inaugurar el recinto a propósito de los festejos por los 500 años de La Habana, y publicitaron excesivamente las presuntas bondades del nuevo centro comercial ante una audiencia afectada por el desabastecimiento generalizado.
Luis Antonio Torres, primer secretario del Partido Comunista en La Habana, aseguró el día anterior a la reapertura, en el acto oficial de inauguración, que la obra era “un sueño hecho realidad, una proeza de los compañeros de Cimex que han trabajado día y noche para que esta obra se complete. Es una instalación patrimonial pero con un alto valor de uso”, y añadió su certeza de que el complejo sería del gusto de los habaneros.
Estaba previsto que el Mercado permaneciera prestando servicios 11 horas. El edificio fue construido en 1920 y posteriormente, tras la Revolución de 1959, fue convertido en un establecimiento comercial