Política de Biden hacia Cuba no es lo que el régimen esperó

El régimen castrista, que depositó sus esperanzas de sobrevivencia en la salida de Donald Trump de la Casa Blanca, no está viviendo el escenario de distención e impunidad que imaginó con el presidente Joe Biden
Raúl Castro y Joe Biden. Fotomontaje: ADN Cuba
 

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El régimen castrista, que depositó sus esperanzas de sobrevivencia en la salida de Donald Trump de la Casa Blanca, no está viviendo el escenario de distención e impunidad que imaginó con el presidente Joe Biden.

Juan González, asistente de Biden y principal funcionario para el Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional, declaró a la CNN que de haber alguna negociación con el régimen de Cuba sería gradual y no tendría nada que ver con la política de Barack Obama hacia la isla.

“Joe Biden no es Barack Obama en la política hacia Cuba”, dijo de manera tajante el alto funcionario.

Añadió en entrevista con CNN que “el momento político ha cambiado de forma importante, se ha cerrado mucho el espacio político, porque el gobierno cubano no ha respondido de ninguna forma, y de hecho la opresión en contra de los cubanos es peor aún hoy que tal vez fue durante la administración Bush”.

González dejó claro que entenderse con el castrismo no es prioridad en la agenda de Biden: “estamos muy enfocados en varias crisis alrededor del mundo, y también en la situación doméstica”, explicó el funcionario.

Mencionó que el acuerdo de otorgar 20 mil visas al año a cubanos no lo está cumpliendo Estados Unidos “porque tenemos que asegurarnos que nuestro personal en la embajada en La Habana esté seguro y no corran peligro de un ataque”, como los reportados por el llamado “síndrome de La Habana”, antes conocidos como “sónicos” o de “microondas”.

El régimen reaccionó “sorprendido” ante tales declaraciones, que se distancian todavía más de lo que esperó el castrismo para los próximos cuatro años de mandato demócrata en EEUU.

“Sorprende que un funcionario de alto nivel del gobierno de EEUU haga mención a la leyenda sobre 'ataques de microondas' contra diplomáticos estadounidenses en La Habana”, expresó en Twitter el Ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla.

El canciller del régimen tildo de “disparate” lo dicho por González y arremetió: “¿Será ignorancia o manipulación?”


Lo cierto es que varios funcionarios de la administración Biden se han mostrado frontales emplazando al gobierno cubano por sus violaciones de derechos humanos, algo que el Partido Comunista esperaba que cayera en el olvido y el silencio cuando Trump terminara su mandato.

Recientemente, Estados Unidos aseguró que mantendrá su posición de “no dar dinero” a las “regímenes autoritarios y corruptos” de Cuba, Venezuela y Nicaragua, violadores de derechos humanos.

Según dijo Namita Biggins, portavoz del Departamento de Estado, quieren “apoyar a la sociedad civil” y “las organizaciones no gubernamentales”.

“No queremos apoyar a estos regímenes autoritarios y corruptos”, expresó la funcionaria en una entrevista con la Voz de América (VOA).

Señaló a la dictadura de Cuba como “la influencia maligna” en América Latina, que ha conseguido penetrar en Nicaragua y Venezuela. La situación de derechos humanos en la isla “es deplorable y sigue deteriorándose”, advirtió.

“Además en Cuba hemos visto la restricción de circulación no solo dentro del país sino también del derecho a salir del país. Los cubanos están luchando por sus derechos humanos y por su dignidad”, dijo Biggins.

También en el Informe Anual sobre Derechos Humanos, presentado por el secretario de Estado, Antony Blinken hace dos semanas, el gobierno norteamericano fue claro al señalar numerosas violaciones a las libertades, e incluso torturas y tratos crueles, del castrismo contra sus ciudadanos.

El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, reaccionó al informe tildándolo de acusación “mentirosa”.

“Indigna, inmoral y mentirosa acusación del Departamento de Estado norteamericano contra Cuba”, respondió en Twitter el mandatario, que no fue elegido democráticamente, sino designado por el general Raúl Castro para administrar el régimen.

 

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