No se puede regalar la ventaja al régimen: comunicólogo cubano sobre desenlace de plantón en el Mincult

El comunicólogo cubano José Raúl Gallego consideró que los hechos del Mincult fueron algo “inédito, precioso y esperanzador”, cuyo desenlace, lamentablemente, deja un mal sabor
José Raúl Gallego
 

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El comunicólogo cubano José Raúl Gallego consideró que los hechos de este viernes y la madrugada de hoy en la sede del Ministerio de Cultura (Mincult) del régimen fueron algo “inédito, precioso y esperanzador”, cuyo desenlace estuvo alejado de los reclamos que lo motivaron y que aún permanecen sin respuesta.

Desde su punto de vista, lo que pasó fue “histórico”. “Pero no porque los funcionarios de cultura cedieran a demandas de diálogo que luego se diluyen en reuniones y ciclos de conferencia. Lo histórico estuvo en el pedazo de historia que puso cada persona que decidió desafiar el miedo, la policía, el spray pimienta y llegar hasta allí a reclamar y exigir sus derechos”.

“Algo inédito, precioso y esperanzador. Pero el éxtasis de ese logro dio al traste con el resultado de la negociación. Cuando uno tiene la ventaja, por primera vez en décadas, no puede regalarla”, escribió Gallego en un post en su perfil de Facebook, donde ha compartido sus reflexiones en torno a todo lo que ha ocurrido desde que el Movimiento San Isidro (MSI) iniciase su protesta en favor de la liberación de Denis Solís.

Sobre lo acontecido en el Mincult, donde desde horas tempranas del viernes se fueron reuniendo artistas, activistas y periodistas independientes para exigir el cese de la represión al MSI y el acoso y hostigamiento al arte independiente, el joven académico cubano, quien cursa estudios de doctorado en México, explicó que hace merecedores de respetos para todos los participantes y plantados.

Sin embargo, precisó, “si analizamos críticamente el resultado no podemos estar satisfechos”. “Los acuerdos, en concreto, no resuelven ninguna de las peticiones iniciales. Solo dan tiempo para poder apaciguar los ánimos”.

“Creo que el primer error fue entrar a hablar con el Mincult, porque el Mincult no puede resolver ninguna de las dos demandas fundamentales que se llevaban: Luis Manuel y Denis Solís. En caso de que se crea que se debe dialogar en una circunstancia así (esa no es mi posición, pero entiendo que sí era la de muchas personas allí y lo respeto), no era con Fernando Rojas con quien había que hablar, ni con Alpidio Alonso”, señaló Gallego, para quien ninguno de los referidos funcionarios “mandan” ni en la entidad que supuestamente dirigen.

“Seiscientos jóvenes en un lugar son fuerza suficiente para hacer que se presente Díaz-Canel o el que tenga el poder suficiente para ordenar que liberen a Denis y devuelvan a Luis Manuel a su casa. Y no moverse de allí hasta que eso no suceda”, sentenció, al tiempo que reconoció que “esto es fácil analizarlo con la cabeza fría y a miles de kilómetros de distancia”.

“Por eso ofrezco mis disculpas a todos los que estuvieron allí y les reitero mis respetos por lo que hicieron. Posiblemente la experiencia de estar allí, de vivirlo, permite ver y sentir cosas que desde afuera no se perciben, pero en algún momento hay que mirar críticamente lo que pasó”.

“Esta no va a ser la última, y enfrente, vamos a tener al mismo gobierno que ayer allanó una vivienda, que hoy tenía preparado cientos de personas de brigadas de respuesta rápida, que roció spray, que no ha liberado a Luis Manuel ni a Denis y que en los próximos días dedicará su Seguridad del Estado a perseguir, citar e interrogar a muchos de los participantes en la protesta”, anticipó Gallego.

Según concluyó, “el diálogo implica la disposición de dos o más partes en condición de horizontalidad y eso no existe en Cuba”. En sistema totalitario y verticalista, dijo, cuando se logra por presión que nos escuchen, “esa conversación no tiene sentido hacerla con los malabaristas, sino con los dueños del circo”.

Gallego estuvo entre los estudiantes cubanos residentes en México que la víspera participaron en un acto de protesta frente a la embajada de la isla en ese país para mostrar solidaridad con el Movimiento San Isidro y condenar la represión contra sus miembros.

 

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