Las historias de cubanos trabajando en los campos de plátanos en Tenerife, España, fueron destacadas en un reportaje publicado este lunes por el Diario de Avisos.
Uno de esos trabajadores llegados de Cuba es Raudel, de 51 años, quien labora en Guargacho, Arona, desde que comenzó la emergencia sanitaria por el coronavirus.
Según el reportaje, hay en Tenerife unas 842 personas que tienen nacionalidad cubana o han nacido en la isla caribeña, pero los entrevistados creen que son más lo que hasta ahí han llegado a ganarse la vida, desde tan lejos.
“Yo creo que somos más trabajando en el plátano”, cuenta Adalberto, también parte de la fuerza laboral en la misma finca. Tiene 55 años y es oriundo de Cabaiguán, en la provincia cubana de Sancti Espirítus.
Adalberto contó parte de las penurias económicas vividas en su natal Cuba durante el "periodo especial".
“No se podía sobrevivir, era un suplicio. Cuando terminabas de comer hoy, ya estabas pensando en lo que ibas a hacer para comer mañana”, dice Adalberto, que entonces trabajaba entre la agricultura y la albañilería, según el reporte.
“Tuvimos que vender la casa para poder venir”, dice Adalberto, cuya esposa se sacó la nacionalidad española por su ascendencia canaria. Era 2008. Ahora, Adalberto trabaja a destajo, incluso los domingos, encargado de un mercadillo.
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“Yo no conozco día libre (…) aquí vivo honradamente con lo que gano”, señala, refiriéndose a los 850 euros en 14 pagas en la finca. Más los extras en el mercadillo.
Otros trabajos donde hay muchos cubanos, como la hostelería, con turnos interminables, les parecen peores. La agricultura tiene su dureza, “pero a la platanera te vas adaptando, la coges de manera deportiva y te acomodas”, dice Adalberto.
La platanera también ha sido una opción para cubanos con título universitario que esperaban a convalidarlo en España, como la doctora que estuvo desflorando en la finca de Antonio.
Aunque otros, como Raudel, casi se han olvidado de que lo tienen, de tan poco que les sirvió en Cuba.
“Vine aquí por mi hermana, que fue la que hizo todo. Yo tenía allá mi mundo hecho a base de necesidades y problemas. Tenía el dinerito de aquí que me mandaban de vez en cuando, me caían unas ropitas, y con eso y con el trabajo mío, escapaba”.
A Jorge, cuñado de Adalberto, nacionalizado español, le costó encontrar espacio en Tenerife.
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“Siempre me dediqué a la agricultura, a los caballos, los gallos, lo mío siempre ha sido el campo. Pero en Cuba no se gana nada. Te pegabas de sol a sol haciendo cortes de arroz hundido en el fango y lo que sacas es una miseria”.
De Cuba vienen 14 de los 26 trabajadores de ‘La Calabacera’, la finca ecológica que tiene Dulce en Guía de Isora, detalló el reportaje.
Son 15 hectáreas, 13 dedicadas al plátano ecológico. Dice Dulce que sus empleados empiezan “de cero prácticamente” porque la forma de cultivar en sus invernaderos tiene ciertas especificidades, y en Cuba, las condiciones son “muy diferentes”. Pero también afirma que “vienen con muchas ganas de trabajar”.