Fuga no. 1 en Re menor o Luisma, artista y líder político

Llegamos a la primera presentación de la obra Museo de la Disidencia en Cuba,  una web multimedia, un espacio líquido dedicado a archivar información sacada de wikipedia o Ecured sobre cualquier acto de disidencia en Cuba.
 

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* Por: Katherine Bisquet y Y. Händel Palao

1er sujeto

En el 2016 ya tenía que haberme graduado. Andaba por la vida procrastinándolo todo, no muy distinto que ahora, solo que ya, a estas alturas, me urge protestar por todo lo que violente mi autonomía y eso siempre será priorizado, apurado, incluso, anticipado. Porque la libertad no debe ser procrastinada nunca. Eso lo sabía Luisma antes que yo discutiera mi tesis en un aula de la Facultad de Artes y Letras donde la palabra libertad y disidencia no cabían en un mismo sintagma. Yo me fui un día con mi amigo el contrasujeto a andar las calles y fuimos a parar a un callejón del Cerro a ver una exposición clandestina de un artista incómodo que yo no había escuchado ni en los centros espirituales.

Llegamos a la primera presentación de la obra Museo de la Disidencia en Cuba,  una web multimedia, un espacio líquido dedicado a archivar información sacada de wikipedia o Ecured sobre cualquier acto de disidencia en Cuba, biografías de personajes que en algún momento de la historia se habían opuesto al poder de su momento. 

El pedazo de cartulina que nos dieron al inicio, con los rostros de Hatuey, Martí, Fidel y Oswaldo Payá, decía en el reverso: “disidir” (Del lat. dissidēre) significa «separarse de la común doctrina, creencia o conducta»1 y “disidencia” (Del lat. dissidentĭa) «f. Acción y efecto de disidir» o «f. Grave desacuerdo de opiniones». Todos ellos metidos en el mismo saco, en el saco de la inconformidad, en el saco de la rebeldía, en el saco de la oposición.

En realidad, la disidencia en ese momento estaba en “hacer” la expo en la noche del 25 de julio, esperando el 26, en la calle Romay del Cerro; en hacer la caldosa; apoyar el datashow en una lata de pasta de tomate Ceballos; en un discurso totalmente caótico, aunque no menos acertado, del artista. Estaba en la interrupción continua de la presentación del proyecto por vehículos que transitaban “casualmente” por la zona; un carretón de viandas, un moskovich blanco con ventanillas calovares (ya sabemos lo que significa moskovich/blanco/cristales negros/merodeando). Estaba también en las canciones “Hasta que se seque el malecón” de Jacob Forever  y “Estamos pa’ to” de Yomil y el Dany, por citar las más pegadas por aquella época; en la participación de los vecinos como espectadores; en cantar el Himno Nacional antes de la presentación; y por supuesto, y no menos importante, en el ron con cola. La disidencia, una vez más, estaba en Romay entre Monte y Zequeira; en lo clandestino; estaba en el hambre y los deseos de tomar alcohol; estaba en la libertad de expresión y el desenfado al hacerlo; estaba en la humildad y en la valentía; estaba en el sexo y en la noche; estaba, sin duda alguna, en una azotea. 

Luis Manuel creaba este proyecto junto a Yanelys Núñez. Ella le daba un poco más de sentido al discurso atropellado de ese artista que se expresa con una “cierta manera” {cubana [habanera (cerrence)]} y con los decibeles bien altos. Él no andaba con fundamentaciones, solo sabía que resolvía muchas cosas en ese instante y eso era lo importante. Sabía que su obra era imperfecta y la dejaba a la disposición de otros para continuarla o completarla. Yo me preguntaba, si se trataba de una idea oportuna en un momento oportuno; si estábamos ante la muerte de la rebeldía, ante los restos museables de toda una historia de resistencia que ya figuraba como tradición y no como actual pensamiento. Si aquella pincha iba a funcionar para unificar a los disidentes cubanos dentro y fuera de Cuba, callados y activos, vivos y muertos.

Contrasujeto

Es torpe, se dice naif. Cuando ríe muestra el diente delantero partido. Se entretiene pasando la lengua por el filo del frontal. Está recostado a la pared desconchada, sentado en una cama de hierro sin pintar, en boxer. Hay calor, aquí siempre hay calor, es la situación. Estudió Cultura Física, entrenó su cuerpo, se ve bien, aunque pudiera tener más músculos. Habla con emoción de arte conceptual, de artistas, está informado. Al llegar me recibió en la esquina de su casa con una tabla con clavos oxidados. Ríe, siempre ríe. Habla seguro y con tanta libertad que sus palabras lo menos que hacen es convencer: sus palabras son una prueba, ya vienen de regreso, ya lograron algún estatus, están posicionadas. 

Recuerdo obras suyas, la pieza Un regalo de Cuba a los Estados Unidos, una estatua de La Libertad hecha de tablas recogidas en los derrumbes por las insistentes penetraciones del mar, filtraciones, inyecciones del salitre. Es un hombre que se mueve bien, como si estuviese oyendo constantemente aquel tema que dice “dale cintura mami, dale cintura”. Luisma Otero parece que es la consolidación del arte repa, somos también un país repa. Apareado al consumo de esa música se forman nuevos artistas, se genera una producción intelectual.

En un país tan académico, tan ortodoxo y a la vez tan tropical, de tantas ligerezas, se le censura por no haber estudiado arte. Pero qué es estudiar arte al lado de poner el corazón palpitante en función de los demás o en función de un proyecto de vida que sirva para entenderse y entender un contexto dado. 

Luis Manuel está hecho de vulgaridades, de golpes maternos, de corretear las barriadas del cerro descalzo, está hecho a machete -como diría mi madre-, y eso, precisamente eso, es lo que me gusta de su arquitectura intelectual, porque aquí el intelecto está forjado a la intemperie. ¿Acaso no es ese espíritu el que distingue a Cuba, país de contraste? 

Se vuelve a repetir la película de los opuestos, de Oriente a Occidente, negros y blancos, académicos y empíricos, heterosexuales o gays, comunistas o gusanos. País extremista. Quizás todo sea por la forma geográfica de la isla, larga y estrecha, muy estrecha. Desde la mítica Cecilia Valdés, pasando por Carlos Acosta el gran bailarín negro cubano que triunfó en Inglaterra y ahora el Luisma, han sido personajes que han luchado por un posicionamiento en su opuesto social, la antípoda que les ha impuesto la sociedad cubana, la misma que dice no servirse de esos paradigmas, de esas desigualdades. ¿Será posible pensar en otra Cuba? ¿Será necesario otro contexto para que el arte de Luisma florezca; para que ese otro pensamiento –para la oficialidad- subterráneo, sucio, enlodado, que no tiene otra alternativa de existencia, se presente con su dignidad, con normalidad?

 

1er sujeto

Googléo: museo de la disidencia en Cuba_ 

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Personalidades, hechos, organizaciones e historia, son las salas virtuales de exposición de esta página web. Acceso/No Acceso a Internet, 2016: “acceso” a medias a dos o tres cuc el cupón, en dependencia del revendedor de turno. Conversar con los de allá en un parque a la intemperie, sentados en cualquier parte, unos sobre otros, en los radios escuálidos de la Wifi. Pero Luisma tapiza el contén de la acera, construye una casa de cartón para la intimidad (“Casita Wifi” de la serie Proyectos personales-Proyectos colectivos unidos por Wifi); nos dice, con un baile exhibicionista en los portales del cine Yara, que tales resultados no son exactamente por los que se abogaba. 

2020: Datos Móviles a 20 cuc el paquete de 2.5 Gb. Tengo una recarga, puedo ver una directa de Luisma en Facebook: (26 de enero, 2020, 2:08 pm)

Nada familia. Acabo de ser liberado. Literalmente me secuestraron. Yo estaba esperando a Claudia en la esquina de su casa para que me fuera a recoger en el taxi. De la nada apareció la Seguridad del Estado. Móntate en el carro. Y ahí me transportaron hasta Cuba y Chacón. Ehhh… nada. De momento, ¿qué les puedo decir yo?, ¿qué les puedo decir…? Ya esto está como… ¡la cumbre de la locura! No dejan salir a Claudia. A uno no lo dejan moverse. Ya eso atenta contra la libertad de movimiento. ¿Sabes lo que es la libertad de movimiento? Es como, ya no es ni siquiera salir de Cuba, sino que dentro de Cuba ellos deciden a dónde tú vas, dónde puedes estar, dónde no. Es una locura. Es aberrante ya lo que tiene el régimen cubano con el cubano en sí. No te dejan salir de Cuba porque ellos deciden que simplemente no y, aparte de eso, tampoco te dejan a ti moverte dentro de Cuba, adentro de La Habana. Es como ya la locura. Es como muy top. Y nada. Pero significa que lo estamos moviendo. Significa que le estamos ganando. Estamos conectados. Esperen cosas gordas. Esperen cosas grandes. Y Claudia nada, vamos a seguir trabajando. Vamos a seguir haciendo cosas. Lo mejor pa’ ella. Y mucho aliento y mucha voluntad de seguir trabajando. Estamos conectados. Un beso y un abrazo. Molesto, muy muy molesto, muy empinga’o. Estamos conectados.

 

Contrasujeto

¿Qué es todo esto, una excentricidad de un joven?, ¿otro escándalo protagonizado por Luisma? Un striptease en la esquina de L y 23, acompañado por la música de los mariachis. Le vi ampollas en sus pies por usar altos tacones durante una semana, vestido de bailarina de Tropicana, en la XII Bienal de La Habana con el performance “Welcome Yumas”. 

¿Es una web, un museo? ¿Tendríamos en algún momento un inmueble con un cartel lumínico anunciando “Museo de La Disidencia”, al igual que existe hoy El museo de los CDR, El museo de La Revolución o El museo de la Batalla de Ideas? Es un listado de figuras, espacios, que hoy se revindican, títulos que se reeditan; otra rectificación de la rectificación de los errores; le dicen “el descongelamiento”; solo que a veces, cuando es oportuno, alguien es el que puede activar el grupo electrógeno. Lo elástico que puede ser el término, lo tóxico que puede ser trabajar con una materia como esta, La Historia. Hacerla: es también participar de ella, es también ser excéntrico, que no es más que tener otro (distinto) centro. Pero, ¿es fácil es ser excéntrico? ¿es fácil llamar la atención, la intención, (subir la atención) en un país uniformado? Solo tiene el precio de unos cuantos golpes, magullones en la cara, insultos, arrestos, desacreditaciones. País bello y ridículo, oficialista y alternativo… ¿cuándo de una vez y por todas las partes podrán unirse?

Cuando el Luisma lleva sus piezas a NY, Londres o París, allí en esos salones lujosos, triunfa esa otra Cuba que tanto admiro, de la que aún soy su doliente. No me he inmunizado. Soy vulnerable.

 

1er sujeto y Contrasujeto (Coda)

Luisma se vuelve más político, no hay fronteras en su trabajo. Al trabajar con el material museográfico nos dice que la disidencia en Cuba muere o todo lo contrario, aún vive y solo este museo es el inicio. Por tanto, oportuno, sí; en un momento oportuno, también. El artista sabe el precio de hacer historia, de ser referencia, conoce como nadie la paciencia de la gota que cae continuamente en el interior de las cavernas, esas que forman estalactitas. Sabe que es constancia y ser fiel a la lógica de su tesitura, de su gramática; porque aun cuando sé que le duele la senda que ha decidido tomar ya no le es posible repensar su dirección. El Luisma, el artista vulgar, chabacano, es ya camino. Él mismo se ha convertido en brecha, en la hendija donde se puede respirar un poco mejor.

Luis Manuel Otero finalmente en Libertad
 

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