Este sábado la familia del activista por los derechos humanos y prisionero político del gobierno cubano José Daniel Ferrer García logró visitarlo en la cárcel, luego de 50 días de incomunicación.
Según ha trascendido, a partir de publicaciones de Carlos Amel Oliva Torres, miembro de la dirección nacional de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), en sus redes sociales, Ferrer goza de un mejor estado de salud que en momentos anteriores de su encarcelamiento, el cual data de inicios de octubre, pero bajo continuas amenazas, maltratos psicológicos y las mismas malas condiciones de encierro.
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En una de sus publicaciones, Oliva Torres compartió una conversación con la doctora Elba Ortega Tamayo, activista de la Unpacu y esposa de Ferrer, fundador y líder principal de la misma.
Ortega relató todo lo acontecido durante la visita y extendió un mensaje de agradecimiento de Ferrer a “todas las personas, instituciones y gobiernos que se han pronunciado a favor de su liberación, la de Fernando González, José Pupo, Roilán Zárraga y todos los presos políticos”.
Según narró, antes de llegar a la visita y ver a Ferrer, ella y los otros familiares que acudieron tuvieron que pasar por la rutinaria requisa de los alimentos. “Las autoridades carcelarias nos dejaron pasar sólo la mitad y eso que siempre nos hemos regido por el reglamento y las prácticas de otros familiares de presos políticos”, denunció.
Pese al inconveniente, y como un elemento de alivio, comentó que hallaron a Ferrer “bastante repuesto”. “La última vez lo habíamos visto fue tras una huelga de hambre de 25 días y estaba mal. Ahora lo vimos mejor. Nos decía que está alimentándose, pese a que la alimentación es escasa y de salud que sigue con problemas de acidez y no le están dando sus antiácidos”.
En ese sentido, la esposa del líder opositor detalló que le llevaron medicamentos, pero las autoridades les impidieron dárselos bajo el argumento de que en el puesto médico de la prisión hay y no había necesidad de que los dejaran.
Respecto a si Ferrer ha seguido sufriendo golpizas y maltratos físicos, la esposa afirmó que no, pero que sí ha sido objeto de prácticas abusivas.
"Nos dijo que el 9 de noviembre le sacaron semidesnudo, porque él insiste en no ponerse el uniforme de preso. Dice que eso es para los culpables y él es inocente de lo que se le acusa. Le sacaron a la fuerza, arrastrado, para un campo. Le tuvieron desde el 9 hasta el 10 de noviembre bajo el sol y cogiendo sereno.
Pero se mantuvo dando sus consignas más fuerte que nunca y desde ese día no le han golpeado. Las únicas heridas son las de las picaduras de mosquitos. No nos dejaron darle un repelente porque dicen las autoridades que no hay mosquitos allí, lo cual es mentira".
La visita concedida a José Daniel Ferrer luego de 50 días incomunicado sirvió también para conocer que le mantienen en la misma celda de castigo donde tenían a Wilman Villar Mendoza, mártir de la Unpacu que falleció a los 50 días de una huelga de hambre en prisión, siete años atrás.
Si bien su salud no parece peligrar, Ferrer denunció mediante su esposa pésimas condiciones en la celda. Según Ortega, le dijo que no hay sábana, colchón, toalla de calidad ni avituallamiento común para un preso.
“Lo único que ha cambiado es el agua, que es potable”. La alimentación es “mala”, al igual que las condiciones higiénicas y los medios de aseo.
Asimismo, sigue sin tener “derecho a llamadas o abogado”. “Le dicen que por su indisciplina, pero realmente es por su protesta y por hacer uso de su libertad de expresión”.
Al término del testimonio de la esposa de Ferrer, Oliva Torres destacó en el video que todas las limitaciones, malas condiciones y maltrato son “una represión al activismo de Ferrer”. “Ya le están dando veredicto sin juicio. Lo tienen todo decidido, están armando su show”, dijo, al tiempo que destacó que por el hecho de que se haya concedido una visita “no vamos a confundir la alegría de verlo bien después de 50 días con que todo está mejor”.
“Sigue preso arbitrariamente y en condiciones lamentables, sólo por defender los derechos humanos. No hay fecha de juicio, es un proceso con incertidumbre y sin garantías. Seguiremos luchando y exigiendo su libertad día a día. También la de todos los presos políticos”, concluyó.