Pájaros de mal agüero se han posado sobre la economía cubana, a juzgar por los números que publicó recientemente el reconocido economista cubano Carmelo Mesa-Lago, profesor de la Universidad de Pittsburgh.
A quién podría extrañar eso si en verdad parece que esa bandada se posó sobre Cuba hace 60 años, anidó allí, tuvo sus pichones, y uno diría que nunca levantará vuelo mientras los Castro sigan apoltronados, mientras el pueblo los padece.
Según Mesa-Lago todo se junta para mal este año. La crisis económica de Venezuela, principal socio comercial de Cuba hasta hace poco; las sanciones del presidente Donald Trump; el modelo de planificación centralizada impuesto por los Castro, todavía vivo a pesar de ser una antigualla, y ahora, para colmo, el coronavirus.
“Las medidas tomadas por la Asamblea Nacional del Poder Popular y por el actual presidente han sido criticadas por la mayoría de los economistas cubanos como insuficientes, vagas y tímidas para enfrentar la crisis más seria desde los años 90 después de la caída de la URSS y el campo socialista”, explica Mesa-Lago.
La relación económica de Venezuela con Cuba que alcanzó su cúspide en 2012-2013 con 16 mil millones de dólares, había disminuido a la mitad en 2018, en relación al PIB la contracción fue de un 22% a un 8% y dicho descenso continuó en 2019.
Las sanciones del gobierno estadounidense han paralizado la inversión extranjera, reducido el turismo (pararon los cruceros y los vuelos de EE. UU. a las provincias), endurecieron las multas a los pocos bancos internacionales que hacen transacciones con Cuba, entorpecieron el suministro de buques petroleros y posiblemente afectaron a las remesas externas.
“El [sic] Covid-19 reducirá más el turismo en 2020 (una pérdida de dos mil millones de dólares) y las remesas todavía más que las medidas de Trump (una pérdida de mil millones), ambas combinadas equivalen a 5% del PIB de 2019.
Antes del Covid-19, las autoridades cubanas insistían que la crisis era “coyuntural”, pero obviamente era estructural. La meta oficial de crecimiento para 2020 se fijó en 1% pero CEPAL (2020) predice una caída de 3,7%.
Ya en 2016-2019 el promedio anual de crecimiento cubano era un anémico 1,2%, o sea, un virtual estancamiento; ahora será incluso peor: un 0,3%. La proyección de la contracción en Cuba (-3,7%) es inferior a la prevista para América Latina y el Caribe (-5,3%), pero superior al descenso promedio del Caribe (2,5%).
“Mucha gente está preocupada de que la crisis desemboque en un segundo ‘Período Especial’. Uno de mis trabajos analiza varios factores diversos a fines de 2019 que indicaban que la magnitud de la crisis sería menor a la del decenio de los 90, pero las medidas de Trump y el covid-19 están desvaneciendo esas diferencias favorables”, auguró.
Mesa-Lago recomienda algunas medidas. Entre ellas destacan aumentar la producción de alimentos, dando vía libre a todos los propietarios no-estatales en el campo, expandir el sector no-estatal, quitar las trabas a la empresa extranjera en Cuba (créditos, empleo de mano de obra, entre otras), y tomar medidas para proteger a los menos favorecidos por la crisis.