Pese a que el suministro del mercado mayorista en Cuba es muy limitado, casi inexistente, y a que podría verse como una solución a corto plazo para los problemas de oferta o escasez que padece el país, el régimen descartó que vaya a permitir a las personas naturales las importaciones con fines comerciales.
Según explicó el vice primer ministro Alejandro Gil en el espacio Mesa Redonda, el país no renuncia a tener un surtido estable en los mercados mayoristas, lo que es un objetivo por alcanzar, pero una vía para lograrlo no puede ser permitir a las personas ir al extranjero a comprar productos y venderlos acá.
“Ese sería un error, una contradicción respecto a la estrategia que implementamos y no ayudaría a proteger a la economía y a la población, no se pueden implementar medidas que estimulen la salida de divisas del país”, expuso el funcionario, citado por la agencia oficialista Prensa Latina.
Ministro de Economía y Planificación, Gil dijo que uno de los argumentos para la implementación de las tiendas con ventas en moneda libremente convertible fue precisamente que las divisas se estaban yendo del país por esa vía y no se tenía la posibilidad de abastecer los mercados y proveer de recursos a la población.
Cuba tiene que buscar la manera de que esas divisas se utilicen más eficientemente para financiar la economía, drenen hacia la industria, y provean los mercados con productos nacionales o con un alto componente local, subrayó.
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La intervención del funcionario en el referido programa televisivo estuvo dedicada a las transformaciones del trabajo por cuenta propia, el cual carece en la isla de condiciones para su desarrollo. Una de las muestras más visibles de ello es el desabastecimiento de insumos para el ejercicio de cualquier actividad económica, lo que para muchos podría resolverse si se les permitiese a los cuentapropistas o emprendedores salir a comprar al exterior.
Sin embargo, Gil señaló que si se promueve la importación por personas naturales de productos desde el exterior para revenderlos en el país, la industria nacional estará totalmente desconectada de ello y no se generarían empleos, uno de los desafíos del país.
Ello afectaría la producción y al mercado interno, pues no estarían en condiciones de aprovisionar bienes, y eso, en definitiva, afecta al pueblo, a los propios trabajadores por cuenta propia sin insumos para desarrollar sus actividades, agregó, siempre según la citada agencia de noticias.
Además de justificar la prohibición, el ministro situó las causas de la crisis e insuficiencia de la economía cubana en el hecho de que “la nación funciona hace casi un año en condiciones de pandemia, con el turismo afectado totalmente, el recrudecimiento del bloqueo impuesto por Estados Unidos y la crisis económica mundial”.
Los cuentapropistas cubanos pueden importar y exportar desde el pasado año, pero siempre con numerosas limitaciones y a través de entidades del gobierno cuyas comisiones y procesos rentabilizan poco la actividad.