Puede parecer risible a primera lectura, pero el titular no miente. La mayor productora de claria de Cuba está en la Isla de la Juventud. Es la Unidad Empresarial de Base (UEB) Acuisla, la cual ratifica su liderazgo en el sector este 2019 al cerrar el año con más de mil toneladas producidas.
Sobrecumplió por tres toneladas su plan productivo, fijado en mil, y ello motivó a que sus trabajadores dedicaran la hazaña “al aniversario 61 del triunfo de la Revolución” y se sumaran “al llamado del presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez de pensar como país”.
Así lo consignó Orlando Rivera Romero, jefe de Producción del referido colectivo, quien en nombre de los trabajadores no dudó en enlazar la producción con el llamado presidencial. En definitiva, todo ayuda a pensar como país y contribuye al avance de la isla, que poco a poco, claria a claria, podría llegar algún día al desarrollo siempre prometido y cada vez más postergado.
Las inspiradoras palabras de los pescadores de claria de la Isla de la Juventud, o cultivadores, no queda claro del todo por la especie en cuestión, fueron reflejadas en un artículo publicado este viernes en Victoria, el diario digital de ese municipio especial.
Uno de esos artículos que uno se encuentra cuando piensa que ya nada de la prensa oficial cubana le puede sorprender, para entonces estremecerse y retorcerse de risa, curiosidad, indignación y un sinfín de sensaciones no siempre coherentes entre sí.
Es importante saber que en la Isla de la Juventud está la unidad que más claria produce y es necesario destacar el buen trabajo de sus empleados. No en balde los trabajadores de Acuisla, entidad de la empresa pesquera industrial de la Isla de la Juventud, Pescaisla, dedicada al cultivo intensivo de especies de agua dulce, se esforzaron para capturar tres toneladas por encima de las planificadas.
Lo que tal vez no sea tan importante, en aras de no deslucir el buen trabajo y provocar aún más risa en el lector, es decir que “el sacrificio fue el precio para alcanzar ese logro a pesar de las adversas condiciones, en especial con el abastecimiento de pienso y las afectaciones con el combustible, que pusieron a prueba la voluntad de sus pescadores de buscar variantes”.
Justo así se comenta en el artículo, que hace de la pesca de claria una actividad vital para la consolidación de la economía cubana. Según dice, el colectivo sobrecumplidor “pone todo su empeño en cada etapa y área … para garantizar de forma estable materia prima a la industria que la convierte en filetes, picadillo y otros derivados destinados a dietas médicas y a la venta en establecimientos del sector y otras unidades comerciales”.
Y sí, ante la falta de fuentes habituales y tradicionales de proteína en la dieta cuba, la claria puede ser un alivio, sobre todo a modo de croquetas explosivas, que es como más disfrutan consumirla los cubanos. Pero no puede exaltarse su producción hasta lo más alto del Olimpo, ni ridiculizar a los buenos trabajadores con un pie de foto que dice que llegaron a su empresa matriz en caravana, “celebrando la victoria”.
Tampoco, por muy animado que haya estado el jefe de Producción de la UEB, se pueden citar sus palabras de que con su producción del polémico pez se están sumando al llamado de pensar como país. Sin quererlo, están dañando la trabajada frase presidencial, que puede significar muchas cosas, pero que no se concibe que Díaz-Canel haya pensado específicamente en la claria al decirla.
Pero bueno, si los pescadores así lo creen y el artículo lo refleja sin pudor, uno puede irse hoy más tranquilo a la cama que ayer, sabiendo que en la Isla de la Juventud la claria y sus productores ya están haciendo lo suyo. Sin dudas, 2020 promete mucho.