El abogado y activista cubano Fernando Almeyda llegó a Serbia este domingo, país de entrada a su exilio luego de ser acosado durante meses por la policía política de La Habana.
Almeyda, excoordinador de la plataforma cívica Archipiélago, había solicitado anteriormente visa humanitaria a España, pero le fue denegada. “Muchos amigos me ayudaron a recoger el dinero necesario para salir por Serbia, no tenía suficiente para hacerlo por Nicaragua. Serbia estaba libre de visado y había renovado mi pasaporte, así que no había sido regulado todavía. Esta era mi única oportunidad”, declaró a CubaNet.
“Cuba se desangra, Cuba pierde a sus mejores hijos. En estos días tan parecidos al Calvario he despedido a tantos amigos, tanta gente buena que puede hacer por esta isla destinada al tsunami (…)”, expresó en Facebook el historiador y activista Leonardo Fernández Otaño, sobre la salida del país del joven abogado.
Según explicó Almeyda, su decisión salir de Cuba “era algo que tenía pensado hace mucho tiempo, de hecho, años. (…) Desde que me gradué de la carrera de Derecho supe que no quería formar parte de un sistema corrupto”, afirmó en entrevista con la reportera Camila Acosta.
Almeyda, quien además tiene estudios en el Instituto de Ciencias de la Religión (Isecre), narró que, al terminar su servicio social, se apartó del sistema jurídico cubano. “No iba a consentir darles mi trabajo ni legitimidad. Fue mi pequeña protesta”.
El activista por los derechos humanos en la isla comenzó a pronunciarse abiertamente en contra de la dictadura a partir de 2020, cuando el régimen encarceló al líder del Movimiento San Isidro, Luis Manuel Otero Alcántara, e impuso el Decreto-Ley 370.
“La aplicación arbitraria de esa norma para sancionar al activismo y al periodismo independiente me encolerizaron. Así que escribí un texto publicado en una revista de filosofía y cultura que se llamó 'Fuego sobre él' y trataba de este y otros asuntos relacionados con el manejo de la pandemia normativamente, la Constitución de 2019 y la figura del disidente. Tópicos técnico-jurídicos, pero frontales”, dijo Almeyda.
El jurista habanero participó en la protesta del 27 de noviembre de 2020 frente al Ministerio de Cultura. Desde entonces, la Seguridad del Estado comenzó a amenazarlo. También se sumó a los manifestantes del 11 de julio de 2021, donde terminó con una gran herida abierta en la cabeza a causa de la represión contra quienes protestaron ese día. Desde entonces “asumí públicamente mi disidencia”, afirmó el joven.
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Sobre Archipiélago, Almeyda comentó: “era la última oportunidad de hacer algo antes de que me inmovilizaran totalmente”. Tras la convocatoria de la frustrada Marcha Cívica por el Cambio (15N), la persecución de la policía política contra el joven opositor se intensificó y Etecsa, el monopolio de las telecomunicaciones en el país –en complicidad con la Seguridad–, cortó su conexión a Internet.
“La represión, el acoso, la persecución y las amenazas de la dictadura contra nosotros y contra el pueblo antes del 15N, fueron atroces”, dijo a CubaNet. “Desde el 11J y hasta el 20 de diciembre de 2021 estuve 125 días en la clandestinidad. Y hasta el momento de mi salida nadie sabía dónde estaba viviendo (…) Mis pertenencias cabían en una mochila; dormía y comía lo que podía”, afirmó.
Más adelante, una familia de opositores le ofreció su vivienda como escondite. “Era un lugar con vigilancia, pero logré llegar ahí sin que la Seguridad supiera y, en un abrir y cerrar de ojos, salí de su radar. No podían citarme más ni vigilarme, ni tomar medidas. Ahí estuve sin poner un pie en la calle por más de dos meses, coordinando en las sombras el trabajo de Archipiélago”, señaló el abogado.
Desde Serbia, Almeyda afirmó que su “posición contra la dictadura cubana se mantiene tan firme como antes”. “Ahora tengo que buscar la forma de ayudar a Cuba y sobre todo ayudar a los que están en peligro todavía”, concluyó.
Foto de portada: Jorge Luis Toledo/ Facebook de Fernando Almeyda
