El poeta, crítico literario y editor cubano Javier L. Mora fue liberado por la policía política en Holguín, tras una detención arbitraria y dos días en cárceles por trabajar para una editorial independiente.
Su excarcelación la confirmó él mismo mediante un audio al que tuvo acceso ADN Cuba. Dijo que la Seguridad del Estado le propuso llevarlo hasta su casa, pero él se negó y exigió que lo dejaran en la estación policial donde lo habían atrapado, para regresar caminando a su domicilio.
"Todo está tranquilo ya, todo está bien. Yo no sabía que se iba a formar todo ese rollo", declaró el joven intelectual, refiriéndose a las muestras de solidaridad de colegas dentro y fuera de Cuba, exigiendo su liberación.
No obstante, mientras estaba en poder de los represores, supuso que afuera muchos habían alzado la voz por él, pues notó un cambio en las condiciones de los detenidos. Contó que a los muchachos que habían participado en las manifestaciones y los tenían en la unidad de interrogatorios de la Seguridad del Estado en Holguín, "los estaban llevando bastante mal".
Según Mora, los recluyeron en "celdas donde no tenían ni colchones", pero eso cambió cuando él llegó, presuntamente por la exposición internacional de su caso. También mejoraron la comida y permitieron que fumara y compartiera cigarros con los demás reclusos.
La sección de las Américas de la organización sin fines de lucro PEN Internacional, exigió el 16 de julio la liberación de Mora, detenido tras renunciar a la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) por su complicidad con la represión a las manifestaciones del 11 de julio.
"La detención de Javier Mora es otro ejemplo doloroso de cómo Cuba ha transformado" la producción artística fuera de los marcos del Estado "en un acto criminal", declaró Julie Trébault, directora de Artists at Risk Connection (ARC) del PEN América.
La fuerzas de inteligencia detuvieron al joven intelectual alegando que trabaja para una editorial de libros y revistas "norteamericana", que estaría (según la narrativa del régimen) involucrada en el estallido social espontáneo que alcanzó a todo el país el 11 de julio.
En un audio enviado a la redacción de ADN Cuba, la también escritora Zulema Gutiérrez, pareja de Mora, dijo muy afectada el viernes que “se lo llevaron esposado” y lo sacaron de la unidad policial donde estaba para llevarlo a dependencias de la Seguridad del Estado.
"Me acabo de enterar por la presidenta de la AHS [Asociación Hermanos Saíz] que un oficial de la contrainteligencia le dijo que el asunto de Javier es muy grave, porque trabaja con una editorial 'norteamericana' y esa editorial es de las que 'financia' el levantamiento en Cuba", precisó más tarde Zulema Gutiérrez.
La policía política se refirió a la Editorial Casa Vacía, con sede en Virginia (Estados Unidos). Dirigida por el profesor y poeta Pablo de Cuba Soria, se ocupa de publicar libros de narrativa, poesía y ensayo a autores de la isla, así como la revista literaria Parva Forma.
“Cogieron preso en Holguín a Javier L. Mora, uno de los más radicales escritores cubanos contemporáneos. Entraron a su casa y se lo llevaron. Es poeta, ensayista, traductor y editor en editoriales como Hypermedia y Editorial Casa Vacía”, se pronunció la reconocida escritora Legna Rodríguez.
El escritor José Luis Serrano Serrano denunció la arbitrariedad que calificó de un “secuestro”.
“Mi amigo Javier Mora ha sido secuestrado por la policía política. Es un poeta y un crítico literario que no ha hecho mal a nadie. No cree que el COMUNISMO sea bueno como proyecto social y lo manifiesta libremente. No ha roto vidrieras ni ha tirado piedras contra hospitales ni agentes del orden. Es una persona pacífica”.
Serrano se mostró como un desencantado del sistema que hasta ahora se negaba a reconocer como fallido, pero la arbitraria detención de su amigo le abrió los ojos. “He permanecido en silencio hasta este minuto porque no quería creer (ingenuidad, miedo) que nuestro proyecto social está podrido”, confesó.
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“Estoy claro de que mis declaraciones tendrán consecuencias funestas. Me duele mucho exponer a mi familia (sobre todo a mi hijo, con síndrome de Asperger) a lo que pueda venir después de mis palabras. Es el precio de la dignidad. Dios se apiade de nosotros”, terminó su denuncia José Luis Serrano.
Mora renunció a las instituciones oficiales
Tras la brutal represión al levantamiento popular del 11 de julio, Javier L. Mora cortó los lazos que le quedaban con instituciones culturales controladas por el régimen.
“He estado esperando, desde hace tiempo (y reconozco que ingenuamente), algún tipo de reunión de la Asociación de Escritores de Holguín, o del Comité [de la Uneac] en pleno al que pertenecía hasta hoy, para decir varias cosas que, por problemas de espacio y actualidad, ya no caben aquí: cosas que habrían significado mi expulsión automática de la organización. He estado esperando esa reunión, y la esperé, otra vez, en estos días, en los que supuse se reunirían para repetir e inculcar, en la membresía, la postura oficial del gobierno cubano ante las legítimas protestas y manifestaciones que se sucedieron en todo el país. Pero ya no hay tiempo: si esa reunión se hace, no estaré allí”.
“Es incomprensible, desde cualquier postura ideológica, que los artistas cubanos (…) hayan seguido impávidos las imágenes del atropello policial, de los arrestos domiciliarios, de las golpizas en plena calle de agentes del gobierno que, con o sin uniforme, aplastaron a palos, tiros y crueles palizas no solo las marchas y manifestaciones del 11, 12 y 13 de julio: también pisotearon, en sus narices, a la propia Constitución”, denunció el joven intelectual.
“¿Cómo es posible que sigan en su impío mutismo ante la violencia desatada por el Estado cubano para reprimir a su propio pueblo? ¿Cómo es posible que sigan en silencio frente a la incitación al odio entre cubanos que provocara el llamado de Díaz-Canel (…)? ¿Cómo es posible que vean mentir al canciller sin rastro alguno de pudor en la televisión, ante incómodas preguntas sobre la supresión del internet y el atropello policial? ¿Cómo es posible que siga en su lugar el ominoso presidente de la República luego de que una ingente masa de pueblo saliera a gritarle que no lo quiere ahí?”, cuestionó Mora en sus redes sociales.
La ONG Cubalex, que da asesoría legal a defensores de derechos humanos, ya suma en su listado 380 detenidos y desaparecidos durante las protestas. El número crece constantemente porque la policía política y las fuerzas especiales del Minint y el ejército están cazando en sus domicilios a quienes identifican como participantes en las protestas.