"Esperé dos días para escribir esto. Primero porque la prioridad ahora es seguir empujando, todos juntos, para que liberen a Silverio Portal Contreras; y segundo, porque no suelo escribir sobre cosas tan delicadas de manera irreflexiva", escribió la curadora cubana y miembro del Movimiento San Isidro Anamely Ramos.
La noche del domingo, cuenta, el dueño de la casa donde estaba viviendo con un amigo, les pidió que le entregaran la llave por la mañana.
"Evidentemente, había sido presionado por la Seguridad del Estado", valora.
"Así que ya saben: toda una noche y madrugada recogiendo las cosas, con todo lo que eso conlleva, física y espiritualmente. Sé que no soy la primera a la que le ocurre, ni remotamente. Es un proceder clásico. La que se autoproclama la quinta (mejor) policía del mundo, dedica tiempo a ver quién visita a quién y luego hace sus "visitas" también, para intimidar y amenazar. Qué asco de policía!", lamenta.
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Las muestras de solidaridad con esta joven curadora que ha hecho denuncias al ver a sus amigos y colegas golpeados por la Policía, no cesan.
Muchos han compartido la publicación en sus cuentas personales y mantienen su apoyo ante este tipo de presiones que ya recibieron y denunciaron, en varias ocasiones, mujeres como Camila Acosta y Katherine Bisquet. Esta última pidió a Anamely que lo pusiera público para compartir en la red social.
Raquel Cruz Crespo, por su parte, le comentó: "Ana eres el coraje de esa ciudad ahora mismo. Se que vas a estar bien, porque somos muchos queriendo que estes bien, y suficientes velando porque estes bien. Mi papa siempre me ha dicho esto de Marti : la miseria pasa, lo que no pasa es la deshonra. Y la honra y tu son la misma cosa. Un abrazo, aqui estamos para lo que haga falta".
La curadora también apuntó el desconocemiento absoluto, por parte de las autoridades, del sentido de la palabra libertad.
"Necesitan escudarse en el miedo de otros, en lo que tienen que perder otros, para llevar a cabo su trabajo, sucio, muy sucio", continuó Anamely.
Detalla que "necesité mover una parte de mis pertenencias, así que llamé a un amigo para que me llevara. Al volver, una patrulla nos paró y le pidió los documentos, mientras dos patrullas más se paraban frente a nosotros, a una distancia de menos de una cuadra, y los policías se bajaron en plan amenazante.
Descendí del carro con el móvil en la mano y pregunté si pasaba algo. Al verme, el policía nos dejo continuar. Los números de las patrullas eran: 825, 302, 249.
Al otro día, al abandonar la casa, vio que también tenía una patrulla a unos metros de la puerta, esta vez con el número 545.
"Quiero mandar un mensaje bien claro a la Seguridad del Estado, esa cosa que tiene el mejor nombre del mundo, pues anuncia claramente a qué sirve: a un estado, que al proyectarse totalitariamente, lo único que sabe hacer para perpetuar su seguridad es reprimir a los que ya se hartaron de sus zarpazos".
No se metan con mis amigos, ni con mi familia... vengan directamente a mí -les advirtió-, pero cuando lo hagan, vengan con todo, quizás con esas armas largas que portan los boinas negras que ahora andan en jeeps por algunas partes de La Habana. Gestionando una pandemia, dicen, porque hace mucho rato que decidieron gestionar absolutamente todo en este país como si se tratara de una guerra.
"No pierdan su tiempo pensando cómo intidimidarme o dañarme, con acciones de baja calaña ética. Ni foticos, ni chismes, ni patrullas con policías que bajan la cabeza avergonzados porque ni entienden las órdenes que les dan".
Se refirió por último a esos represores "que ordenan que mujeres solas sean vigiladas e intimidadas en medio de la noche, de esos que trabajan con los dolores y los miedos de otros seres humanos".