La cubana Dairy Marrero denunció que su hijo Marco Antonio Pintueles fue “coaccionado” por el Ministerio del Interior (Minint) para que admitiera haber tirado piedras durante las manifestaciones del 11 de julio (11J) en Holguín.
El joven de 18 años recién cumplidos, estudiante de Comercio, fue detenido en la Plaza de la Revolución de la ciudad, el día del levantamiento popular en más 60 localidades del país. Marco Antonio Pintueles permanece recluido en la Prisión Provincial, acusado de “atentado”.
Marrero aseguró a Radio Televisión Martí que su hijo fue coaccionado por un oficial instructor: “es un adolescente de 18 años muy manejable y entonces, le decía [el instructor] ‘mira, tu mamá está allá afuera, está sufriendo, coopera con el proceso’…”
Según su madre, el joven reconoció “bajo esa coacción, haber tirado piedras a un póster del Partido [Comunista de Cuba], lo otro es que ellos dicen que hay una prueba de mi hijo que lo implica como que tiró piedras a un carro de las Brigadas Especiales” del Minint.
Marrero se ha comunicado con él Marco Antonio mediante llamadas telefónicas, pero no ha podido verlo a pesar de que durante la detención enfermó de la COVID-19.
“Aquí he visto la Fiscalía y no he tenido respuestas por ningún lado y creo que es una injusticia, porque es un muchacho de 18 años recién cumplidos. Yo no supe cómo había sido su detención hasta hace cinco días más o menos que él mismo, por teléfono, desde la prisión, me cuenta”, explicó la madre a Radio Televisión Martí.
El joven refirió en una llamada telefónica que “le hicieron un hematoma muy grande en la espalda, que de eso le tiraron fotos en instrucción penal. Estuvo ahí cuarenta y seis días preso, cogió la COVID allí dentro y después lo trasladaron a un hospital de campaña en la cárcel de mujeres”.
La señora añadió que “están en condiciones allí terribles, la comida en muy mala, pésima, gracias al Señor, le he podido pasar algunos alimentos”.
“No entiendo y nadie me aclara nada, yo tengo un abogado, pero el abogado se rige prácticamente por lo que ellos dicen: ‘hasta aquí puedes llegar, hasta aquí no puedes llegar. Él es un adolescente que nunca había salido de su casa, no tiene antecedentes penales, le han dado a firmar cosas que él no leyó nunca y entonces, dicen que el proceso de mi hijo todavía está abierto”, concluyó Dairy Marrero.
Otras denuncias de coacción para obtener confesiones en Cuba
A mediados de agosto, familiares del manifestante del 11J Yesniel de la Osa Miranda sufre un proceso arbitrario donde lo presionan para que se incrimine en supuestos planes de acciones violentas.
Natural de Ciego de Ávila, de la Osa (29 años) fue presentado en la estatal Televisión Cubana como una persona dispuesta a realizar “actos vandálicos financiados desde Estados Unidos”. Divulgaron una filmación de interrogatorio (notablemente editada) en la que el joven decía que “recibe llamadas del exterior”, aceptaba haber participado en un grupo de redes sociales, y mencionaba acciones que nunca se realizaron.
Su hermana mayor Aldiunay de la Osa Miranda, residente en el extranjero, asegura que es falso lo que se atribuye al maestro de escuela y que participó “de forma pacífica” en las protestas.
El 18 de julio Yesniel de la Osa fue detenido de manera violenta y sin orden judicial. Tuvo su primera llamada a los diez días de estar preso.
El abogado Fernando Mario García Pons, del Bufete Colectivo de Ciego de Ávila, que se contrató para defenderlo, aseguró que el maestro “solo estaba ahí bajo investigación y que saldría pronto, que nos tranquilizáramos, pero en la noche del 4 de agosto salió en los noticieros de Cuba el video donde Yesniel aparece en muy mal estado físico y emocional, culpándose de ser organizador de actos vandálicos y terroristas y desde ese día mi familia ha exigido verlo y hablar con él, pero han negado todo tipo de contacto”, denunció su hermana.
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En Villa Marista, unidad de la policía política, “siempre les dije la verdad, que no tenía nada que ver con el descarrilamiento del tren”, declaró Raidel Sánchez Mayedo a Diario de Cuba.
Según Sánchez Mayedo, “comenzaron los chantajes” y le dijeron que él se “dedicaba a matar vacas” en su empleo de camionero en la Empresa Nacional de Ganado Menor.
“Me enseñaron una foto de mi mujer vestida de presa y me decían que ella me encubría, y que por eso ella podía ser encarcelada. (…) que el satélite me ubicaba en el lugar de los hechos, y hasta me dijeron que los inspectores iban a acabar con la cafetería que tenía mi hermana”.
El condenado aseguró al medio independiente que “fueron muchas horas y días de interrogatorios que terminaron por arrancarme una confesión de culpabilidad en un vídeo (…). Si me declaré culpable —aun siendo inocente— fue para proteger y salvar a mi familia”.
Miguel Ángel Rodríguez también alega que a él lo “presionaron todo el tiempo”, buscando obtener una confesión. Los investigadores “nos decían que habían recibido orientaciones muy precisas de que los culpables de haber zafado la línea debían aparecer. Después de muchos interrogatorios en Villa Marista y amenazas, me declaré culpable, pero yo no hice nada”, afirmó.
Portada: Manifestantes frente al Partido Comunista de Holguín (Captura de pantalla tomada de Radio Televisión Martí)