La comida en La Habana y en toda Cuba estaba bastante perdida ya desde el anuncio de la "situación coyuntural" eterna en septiembre del 2019, sin embargo, la escasez se ha agudizado con la pandemia del nuevo coronavirus.
Un equipo de ADN Cuba salió a las calles de la capital y preguntó cómo hacen los habaneros para obtener alimentos diariamente.
Un bicitaxista entrevistado comentó que tanto las frutas, como los vegetales y las viandas están difíciles de conseguir, y los precios de las tiendas son altos, además de las colas, que al menos él evita hacerlas, ya que pierde en ellas todo un día de trabajo.
"Para adquirir las cosas hay que zapatear La Habana entera", lamentó el cuentapropista.
Una anciana explicó a la revista que las viandas aun pueden conseguirse en ciertos lugares a precios asequibles, sin embargo, en otro una libra de malanga puede costar 10, 15 y hasta 20 pesos cubanos (casi un dólar).
"No es posible. Una libra de boniatos vale 5 pesos ya. El arroz por fuera vale 15 o 20 pesos", añadió.
Asimismo la adulta mayor reconoció que lo que dan en la libreta de abastecimiento no alcanza para el mes.
Ella es jubilada y además tiene que trabajar como custodio (guardia de seguridad). "¿Usted cree que el dinero de la jubilación me alcanza? No me alcanza. Cuando voy a coger mi salario estoy con la soga al cuello y enseguida se me va".
Por otro lado, una joven habanera expresó que "el cubano cuando no hay inventa. El almuerzo ahora es pan, que no es comida pero entretiene el estómago. Para el pobre no hay, para el trabajador. ¿Por qué hay en dólares americanos y no hay para darle al pueblo?", se cuestionó.
Desde el pasado 20 de julio abrieron en el país decenas de tiendas en divisas, a las que estas personas no pueden acceder.
El ministro de Economía, Alejandro Gil, aseguró que la venta de alimentos en CUP y CUC se mantendrá. Al mismo tiempo, se abre la venta de productos de “media y alta gama” en moneda libremente convertible (MLC), es decir, divisas. En efecto, entre ellos están artículos de limpieza y alimentos.
Según Gil, el objetivo es captar una “demanda solvente” en el país que puede comprar en dólares u otras MLC estas mercancías, obviamente, a altos precios.
Otro anuncio llamativo fue el fin del gravamen del 10% a los dólares en efectivo que se reciben en la isla. Esa disposición existía desde 2004 y afecta sólo a la moneda en efectivo, no a las transacciones bancarias.