El poblado de Castanedo, en Guanabacoa, era en el 2014 uno de los sitios de albergados más pobres de La Habana. Sus moradores vivían en condiciones infrahumanas, pero nadie se ocupaba jamás de ellos.
En 2019, los albergues se encontraban en las peores condiciones de su historia. Tuvo que pasar el tornado de enero y arrasar con el poblado, para que el mundo conociera su tragedia.
El 25 de junio visitamos la comarca para hablar con los albergados, pero el siniestro despareció el caserío. Luego de andar toda una tarde preguntando, encontramos a once familias de Castanedo hacinadas en cubículos improvisados, en la escuela de oficios “Lázaro Peña”.
Se quejaron de la difícil situación que atravesaban y del olvido del gobierno. Estuvieron de acuerdo en trabajar en conjunto, para reclamar el derecho a una vivienda decorosa. Trazamos un plan de acción, que comprendía denuncias del caso en las redes sociales, también redactar una carta a la administración municipal del Poder Popular de Guanabacoa, para exigirle atención sobre el caso, y encaminar acciones de protestas pacíficas, como no hacer las guardias que les imponían en la escuela, ni participar en las actividades de limpieza.
Muchos de los albergados culpaban a los responsables de Viviendas y Albergues del municipio Guanabacoa, y los acusaban de mentir a sus superiores, al manifestar que se estaban resolviendo todos los casos del tornado.
Eutimio Linares, hermano de María Ester Linares, fallecida durante el paso del tornado, se quejó y dijo que Díaz-Canel había prometido que todos iban a tener una vivienda, y los que lamentaron pérdidas de familiares, gozarían de prioridad, pero a ocho meses de la tragedia aún no había cumplido su palabra.
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Las once familias albergadas en la escuela carecían de condiciones adecuadas para la convivencia y la privacidad. Varios matrimonios con hijos, algunos de ellos enfermos, y una mujer embarazada, utilizaban un baño colectivo.
El mes de julio fue muy activo en el cumplimiento del plan de acción... Se dio amplia cobertura al problema de los albergados en varios medios de la prensa independiente, incluso se realizó un programa especial en Radio Martí con el colegio de periodistas de Miami, donde se denunció enérgicamente el caso de los albergados. Luego se redactó la carta, que fue entregada por dos de los albergados en las oficinas del Poder Popular municipal.
Miriam Valdez, una de las alojadas en la escuela Lázaro Peña, confesó que a los pocos días de entregada aquella carta— y seguramente aguijoneados por el programa de Radio Martí y lo publicado en otros medios de prensas independientes—, los albergados de Castanedo fueron citados al Poder Popular, a una reunión urgente con el gobierno.
“Allí nos recriminaron el haber recurrido a la prensa independiente y a los Derechos Humanos para la solución de nuestro problema”, cuenta Miriam.
El funcionario que dirigía la reunión les comunicó que a ellos los tenían como prioridad número uno.
“Y es a la Revolución, al Partido y a Fidel, a los únicos que deben agradecer estas viviendas que les serán entregadas”, dijo como si estuviera recitando un discurso.
El 5 de septiembre se produjo la entrega de los apartamentos a las once familias en los nuevos edificios de Guanabacoa. Un día grande y feliz para estas personas que llevaban 20 años albergados y lo perdieron todo con el paso del tornado en enero. Una prueba clara de cuánto puede conseguirse cuando se aúnan voluntades y se exigen los derechos mediante métodos pacíficos de lucha.