El conocido escritor cubano Leonardo Padura opinó en AFP sobre las históricas manifestaciones que estremecieron a Cuba el pasado 11 de julio y dijo que este era "un grito que es también el resultado de la desesperación y que debe ser escuchado por las autoridades”.
Señaló que este era “un grito que es también el resultado de la desesperación de una sociedad que atraviesa no solo una larga crisis económica y una puntual crisis sanitaria, sino también una crisis de confianza y una pérdida de expectativas".
El señalado por muchos como maestro de la novela negra y uno de los escritores contemporáneos más publicados de América Latina añadió que “a ese reclamo desesperado, las autoridades cubanas no deberían responder con las habituales consignas, repetidas durante años, sino encontrar las soluciones que muchos ciudadanos esperan o reclaman".
El escritor de 65 años, que en sus novelas relata la realidad de la isla y que vive en La Habana, cuyas calles también fueron tomadas por los manifestantes dijo que estaba claro del efecto devastador del embargo, pero que "los cubanos necesitan recuperar la esperanza y tener una imagen posible de su futuro".
“Para convencer y calmar a esos desesperados el método no puede ser las soluciones de fuerza y oscuridad, como imponer el apagón digital (…) mucho menos puede emplearse como argumento de convencimiento la respuesta violenta, en especial contra los no violentos (…) Muchas cosas parecen estar hoy en juego, incluso si tras la tempestad regresa la calma”, añade.
“Resulta necesario que lleguen las soluciones, unas respuestas que no solo deberían ser de índole material sino también de carácter político, y así una Cuba inclusiva y mejor pueda atender las razones de este grito de desesperación y extravío de la esperanza”, dijo el escritor.
Luego de las manifestaciones populares del pasado 11 de julio, el régimen anunció las primeras concesiones, encaminado sobre todo a facilitar la entrada de alimentos y medicinas a Cuba. No obstante los cubanos no piden la conocida “tirita” sino cambios reales, empezando por el poder político.