Cuando el pasado mes de octubre Miguel Díaz-Canel afirmó, ante un grupo de cubanos residentes en Dublín, que en Cuba “a nadie se le persigue por estar o no con la Revolución”, mostró el verdadero rostro de la “continuidad” que ha promulgado desde su ascenso al poder.
Además de los presos políticos ‒categoría negada por el régimen‒, los centenares de opositores, activistas pro derechos humanos, periodistas y artistas independientes sufren diariamente la represión, el encarcelamiento y el hostigamiento por parte de la policía política, que se extiende por estos tiempos contra los cubanos de la diáspora.
El caso de Lidier Hernández Sotolongo, un joven activista cienfueguero residente en Uruguay, reafirma que la praxis del régimen cubano es la mentira como política de gobierno.
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A mediados de febrero Hernández Sotolongo fue impedido de regresar al país donde reside, y como única respuesta autoridades del Ministerio del Interior (MININT) le dijeron: “usted debe imaginarse por qué”. Días después supo el argumento real: “nosotros sabemos que si tú vas a hacer una manifestación ante la embajada [cubana] en Uruguay, nosotros te podemos prohibir salir de Cuba”.
Hernández Sotolongo habría participado en varias protestas pacíficas, junto al grupo Cubanos Libres en Uruguay, ante el consulado cubano en Montevideo.
Para Roberto, licenciado en Matemáticas y residente en Bruselas, sus planes de regresar a la Isla en próximos meses, después de quince años, “se han esfumado” a pesar de que “nunca me he implicado en acciones o manifestaciones públicas” contra el régimen de La Habana.
“Viendo el caso del joven Lidier me asusté muchísimo. Salí de Cuba en una misión oficial y me quedé en Europa, y aunque han pasado años ahora no tengo absoluta confianza porque esto es una demostración irrefutable de por qué a los cubanos no se nos reconoce otra ciudadanía para entrar a nuestro país natal”; declaró Roberto en referencia a que las reformas de la Constitución respecto a la Ciudadanía “nos deja en el mismo lugar”.
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Antes de su modificación en 2018 el Artículo 32 de la Carta Magna expresaba que “[…] no se admitirá la doble ciudadanía. En consecuencia, cuando se adquiera una ciudadanía extranjera, se perderá la cubana”.
El documento actual, en su Artículo 36, establece que, “la adquisición de otra ciudadanía no implica la pérdida de la ciudadanía cubana. Los ciudadanos cubanos, mientras se encuentren en el territorio nacional, se rigen por esa condición, en los términos establecidos en la ley y no pueden hacer uso de una ciudadanía extranjera”.
Radicado en la ciudad de Génova, Hernán dijo no dar crédito “a lo sucedido con Lidier”. Más que temor siente “paranoia y un profundo rechazo al Gobierno cubano” que, al igual que todos los entrevistados, teme expresarlo públicamente por temor a las represalias “contra nuestras familias en Cuba o contra nosotros mismos si regresamos al país de visita”.
“No importa si tu estatus es de residente o si tienes otra ciudadanía, como es mi caso, pues la propia Constitución, que reformaron a su antojo, nos deja a merced del Gobierno. A pesar de que apenas tengo opiniones políticas no participé de la farsa del referéndum constitucional para los cubanos migrados”; apuntó Hernán.
El 31 de agosto de 2018 el Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) habilitó, para los cubanos de la diáspora, una sección (#TuOpinionCuenta) en su sitio www.nacionyemigracion.cu. El régimen nunca publicó cuántos cubanos, de los 1.4 millones residentes en 120 países, la mayoría en Estados Unidos y España, dieron su voto a la consulta popular.
Lázaro Mireles Galbán, activista de Acciones por la Democracia, grupo que ha convocado manifestaciones en solidaridad con Lidier Hernández Sotolongo desde la diáspora, lamentó “las consecuencias de los intentos del régimen por opacar las voces de los cubanos valientes por el mundo”.
“Hoy habíamos convocado un acto ante la embajada cubana en Madrid, para abogar por la inmediata libertad de Lidier, y solo asistimos seis personas. Varios me han comentado sobre el miedo que sienten por todo lo que está sucediendo en este sentido. El caso de Lidier no es aislado, y unirnos apoyará el hecho de que solo en democracia es posible criticar un sistema y aun así convivir en él. Para ello debe perderse el miedo que es hoy, más que nunca, el único factor que nos impide avanzar hacia el cambio necesario”; opinó Mireles Galbán, quien radica en España.
El pasado mes de enero el ministro de exteriores, Bruno Rodríguez, publicó en su cuenta de Twitter que 623 mil 831 cubanos residentes en el extranjero habían visitado la Isla en 2019, y de ellos 552 mil 816 procedentes de los Estados Unidos.
“Cifras como estas evidencian el fortalecimiento de los vínculos de Cuba con sus nacionales en el exterior”; expresó el canciller, “aunque no contabilizó cuántos de esos cientos de miles de cubanos van a la Isla con el susto de que les pase igual que a Lidier”; cuestionó una ingeniera cubana residente en la ciudad de Chicago.
“Siempre he tenido profundos temores de regresar a Cuba por el hecho de que, por un motivo u otro, no me dejasen salir. Mis familiares llegaron a creer que la paranoia me había vuelto loca, y ya vemos, mira lo que ha pasado con Lidier. Ahora son mis familiares quienes me han dicho que no ponga un pie en la Isla”; relató esta ingeniera que decidió hace más de quince años abandonar su misión oficial en un país de africano.
El pasado mes de diciembre el régimen anunció la celebración de la IV Conferencia “La Nación y la Emigración”, que tendrá lugar en La Habana entre los días 8 y 10 de abril próximo con la participación de emigrados cubanos.
“Hasta casi ayer celebré que el Gobierno diera estos pasos, pero a raíz de los hechos en torno a Lidier mi criterio cambió en sentido opuesto, aunque confieso que no me aventuro a decirlo en voz alta”; señaló Marlon, quien reside hace más de ocho años en la ciudad de Hamburgo.
“Me quedó claro, de una vez y por todas, que no es seguro viajar a Cuba, y que quienes participarán de esa Conferencia no representan al exilio cubano y nuestros miedos reales y bien fundados”; añadió Marlon, que estaba en proceso de solicitar el visado para visitar a sus familiares en Matanzas.
Como declaró Lidier Hernández Sotolongo, “cada quien es libre de decidir si viene o no [a Cuba]. Yo asumí el riesgo de luchar y venir a ver a mi familia a pesar de eso, y que esto que me está pasando, seguirá pasando mientras los cubanos lo permitan”.