Cuba comenzará a exportar camarones “y otras especies pesqueras de nuestra plataforma marina” hacia el mercado chino a inicios de 2020, informó en Facebook Carlos Miguel Pereira Hernández, embajador de la Isla en China.
“(…) Ya es una realidad que a partir del próximo año 2020, Cuba podrá acceder, con sus exportaciones de camarones y otras especies pesqueras de nuestra plataforma marina, al vasto mercado de China, tras concluir exitosamente visita de inspección de las autoridades aduanales chinas para certificar la exportación de nuestros productos hacia este mercado”, escribió el embajador.
“Vamos a por más en esta batalla por hacer de nuestras exportaciones un pilar importante de nuestros intercambios económicos con China”, agregó.
En el actual escenario de crisis económica, el gobierno cubano apuesta por aumentar las exportaciones y disminuir importaciones, como forma de acceder y ahorrar divisas, aunque esto signifique más austeridad para el pueblo cubano.
Los camarones y otras especies marinas están entre los productos alimenticios que más extrañan en sus mesas los cubanos, a pesar de ser Cuba una isla rodeada de mar. Las políticas restrictivas y la escasez de recursos materiales han deteriorado a tal punto la actividad pesquera que el pescado se ha convertido prácticamente en un mito urbano, y aun en los pueblos del litoral.
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En el mercado negro o ilegal del oriente del país, los paquetes de camarones y pescados de mar, se venden por un precio de 120 CUP o 5 CUC.
“A veces sacan en las pescaderías de la ciudad, pero te digo a veces porque lo sé, no porque los haya visto, así de poco sacan, y además están sucios, y cuando lo limpias casi medio paquete se va entre patas y cabeza, así que el que puede, lo paga a la gente que viene de Manzanillo. Es la única forma de comprar camarones”, comentó a ADN Cuba una residente en Santiago de Cuba, entrevistada sobre este tema a principios de 2019.
En esa ocasión, un vendedor ilegal de camarones de Manzanillo, comentó que para poder entrarlos a Santiago, tenía que sobornar a los policías en los puntos de control, y a veces a los choferes de los ómnibus estatales.
“(…) a veces descanso un tiempo para no marcarme, y otras uso amigos, estudiantes universitarios que lo traen. Para estar en esto tantos años, hay que buscar vías diferentes”, dijo el hombre.
