Gracias al mercado negro o ilegal, y no a la gestión del Estado, llegan a la ciudad de Santiago de Cuba paquetes de camarones y pescados de mar, procedentes de Manzanillo, por un valor de 120 CUP o 5 CUC.
“A veces sacan en las pescaderías de la ciudad, pero te digo a veces porque lo sé, no porque los haya visto, así de poco sacan, y además están sucios, y cuando lo limpias casi medio paquete se va entre patas y cabeza, así que el que puede, lo paga a la gente que viene de Manzanillo. Es la única forma de comprar camarones”. — comenta una residente.
Los camarones “ilegales” tienen buen tamaño, olor y aspecto, a pesar de viajar kilómetros entre las ciudades de Manzanillo y Santiago, “tengo varias personas que vienen desde Manzanillo, una vez por semana. Siempre les compro porque les doy comida a los extranjeros que acojo en mi casa y buscan esas cosas, siempre traen las cosas envueltas en nylons y papel, dicen que es para preservar el frío y evitar que chorreen, también se disimula más en los puntos de control”, explica la dueña de una casa de renta.
Además de camarones, también es usual que traigan pargos, sierra, liseta, robalo, loros; “pero no se arriesgan con las langostas, uno solo me la trae, pero no todos lo hacen, dicen que eso es ‘más candela’ que los camarones y el pescado”, agrega.
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En Santiago estos vendedores tienen sus puntos: paladares, casas de alquiler, o casas con un buen nivel de vida, y enseguida se activa la red, “yo llamo a las personas que sé que comprarán, yo no compro todo lo que traen pero trato de que cuando lleguen a mi casa puedan vender la mayor parte, es la manera que tengo de garantizar que vuelvan, y así yo mantengo también a mis clientes felices, es todo un negocio, yo le busco clientes y ellos vuelven”, agrega la dueña de la casa de renta.
Una propietaria de paladar, que prefiere mantener el anonimato, asegura que ahora que ellos no tienen que justificar todo lo que usan, aprovecha y compra camarones fundamentalmente, “pero he tenido que subir el precio, antes me los traían más baratos pues compraba todo lo que me traían, ahora no, me lo cobran igual que si compro uno o mil paquetes, y eso me ha obligado a subir los precios. Es de las tantas cosas que necesitamos en un mercado para cuentapropistas, pero no acaban de hacerlo, una de las tantas promesas que se ha ido por el caño del desagüe. A mí sí me traen langostas desde Manzanillo, pero eso es al pedido, hasta 10 CUC por una cola bien grande”.
Roberto, que lleva varios años en el negocio del tráfico de camarones y pescados desde Manzanillo, comenta a ADN CUBA que para poder entrarlos a la ciudad tiene que sobornar policías en los puntos de control.
Otras veces a los choferes de guaguas Yutong para que se hagan los de la vista gorda, o simplemente lo trae arriba en una mochila, bien envueltos, y congelados para evitar el olor, “muchas veces lo que hago, en el caso de las Yutong, es variar los choferes, otras voy hasta Bayamo y de ahí hasta Santiago; a veces descanso un tiempo para no marcarme, y otras uso amigos, estudiantes universitarios que lo traen. Para estar en esto tantos años, hay que buscar vías diferentes”— agregó.