Crónica de un crimen que se pretende ocultar

Uno de nuestros reporteros cuenta los detalles de un crimen horrendo cometido en la provincia de Holguín, y las impresiones que causó al conocerse entre los pobladores de esa zona de Cuba
Crimen
 

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Cuando Daniel Fernando Martínez salió de su casa para acudir al llamado de un cliente, nadie podía imaginar que sería la última vez que lo verían. Tras él dejó una hija pequeña, que no recibió su juguete por el día de los reyes magos, una esposa hundida en soledad, una madre, un padre…

Todos llenos de dolor e indignación ante un horror que solo pudo gestarse en la mente de alguien muy perverso. Sus asesinos lo llamaron, con absoluta frialdad hicieron que entrara a la casa a “esperar” para luego golpearlo a mansalva con una pala, arrastrarlo hasta el altar erigido y ofrecerlo en holocausto quitándole su corazón y otros órganos. Más tarde fue enterrado vilmente en un basurero junto a restos de animales.

“No puedo hablar de eso”, es la única respuesta que obtengo de su esposa Karina, y la entiendo y quedo congelado al escuchar tanto sufrimiento en esas palabras que se le pegan a la garganta, asfixiándola.

Así que busco y descubro que Daniel no es el único, que buscándolo se encontraron al menos otros tres cadáveres con signos de violencia, personas a cuyos nombres no pude acceder debido al secretismo enfermizo de un régimen que prefiere la impunidad de homicidas antes que manchar su imagen de “país seguro”.

Imagen que se desvanece ante los ojos de una población cada vez con más miedo. Hoy están bajo custodia policial más de media docena de personas que participaron en el ritual donde sacrificaron a Daniel; se dice que hay otros que aún no son capturados.

Muchas personas piden que se les aplique la pena de muerte, sin embargo, es posible que la pena máxima exigida por fiscalía sea cadena perpetua.
“En la cárcel, a estos bandidos los tienen que cuidar, los alimentan y los visten; algunos de ellos saldrán a la calle de pase, recibirán visitas de los familiares; si se portan bien hasta puede que reciban alguna indulgencia y no deja de caber la posibilidad de que algunos sean indultados si viene algún Papa, esto ha pasado ya otras veces”.


Dice Pedro Ramón, un jubilado que, según cuenta, estuvo preso por un delito no comprobado de malversación. “El gobierno no saca a esta gente por la televisión para que todo el mundo los conozca; deberían de sacarlos y explicarles al pueblo lo que hicieron, la verdad lo que merecen es que los fusilen, pero no, a esos “animales” nadie puede verles la cara”, comenta para ADN Cuba la ama de casa Roselia Fernández.

Mario Garrido, quien se define como opositor al régimen, dice a este reportero: “hemos visto como se destruye la imagen de José Daniel Ferrer en los medios de difusión del país y extranjeros, nos sentimos indignados de que criminales como estos (que mataron a Daniel Fernando) puedan gozar del anonimato sin que se publiquen sus rostros para que todos los conozcan. No estoy de acuerdo con que a estos delincuentes se les respete sus ‘derechos humanos’ mientras se fusila moralmente a un hombre cuyo único delito es atreverse a plantear su idea política”.

Mientras tanto muchas preguntas están aún sin respuesta. ¿Qué pasará con los verdugos de los motoristas a los que mataron para robarles y vender las motos? ¿Quiénes son? ¿Cómo sucedieron las cosas?

No lo sabremos a ciencia cierta porque no lo van a publicar y a menos que algún alma consciente se dé cuenta de que es importante que la población esté informada y declare ofreciendo datos precisos a la prensa libre, este peligro seguirá creciendo sin que la población sepa lo que sucede en su entorno. De esta forma, por su silencio, la prensa oficialista es también cómplice.

 

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