Cuando ya los casos confirmados de contagios de coronavirus en Cuba ascienden a 180 y alrededor de dos mil 800 se encuentran ingresados como sospechosos y aislados, todavía, lamentablemente, se evidencia la falta de responsabilidad por todos lados en Santiago de Cuba.
Muchos no comprenden que mientras se sigan incumpliendo las medidas se podrá estar jugando a la ruleta rusa con la salud. En diferentes espacios estatales las aglomeraciones continúan, los ciudadanos acuden como si se tratara de un día normal a comprar antes de que se agote lo necesario para su posterior confinamiento en sus hogares.
Otros caminan las calles, sin protección de ningún tipo, evidenciándose un alto contraste entre los que han hecho conciencia y los que no. No pueden aguantar tanto tiempo encerrados en sus casas y deambulan por el espacio público como si nada estuviera sucediendo. Otros por suerte acatan las medidas y mantienen separaciones, evitan el contacto, colocan en sus puertas frascos con el hipoclorito, entre otras de las tantas formas que se han implementado para protegerse entre todos.
En cuanto al transporte público, en algunas zonas cumplen con las medidas de evitar demasiadas personas en su interior, pero en otros sucede lo contrario. Son extensas las colas y el movimiento dentro de la ciudad.
Las autoridades por un lado velan que se haga lo que se ha estado exigiendo y por otro ni se personifican. En resumen, dos realidades dentro de una misma realidad.
Así corren los días en nuestro país mientras el Covid-19 amenaza con infiltrarse entre los cubanos, en silencio, como la muerte prematura, que nos arrastra sin decir palabras. Cuando más se necesita la comprensión para todos, muchos se hacen los sordos y actúan deliberadamente, sin distinción de situaciones, contribuyendo a que el coronavirus en algún momento avance sin freno.